Los jardines del Palacio Ducal de Medina Sidonia ven aparecer a la alcaldesa de Sanlúcar de Barrameda,Irene García, ataviada de lo que es y colgada al móvil porque una caja no le aprueba una operación de dos millones de euros y es día 28 de mes. La nómina. Como todos los alcaldes, sean azules o rojos, persigue a estos señores del banco que por sistema lo deniegan todo a pesar del ir avalada por la mejor liquidación de la historia del Ayuntamiento que dirige. Y hoy, tras el teléfono rojo, no hay nadie.
Se sienta y sin perder la sonrisa, a pesar de todo, pide descafeinado largo de leche y agua. Es habitual de tostada con aceite y tomate, pero hoy no toca, quizás perdió el apetito en la última conversación o quizás desayunó temprano porque no está su cuerpo como para que le dé un mareo. Embarazada de poco, pero cuidándose mucho.
Cuando el piloto de la grabadora se enciende su rictus cambia y se transforma en lo que es, una alcaldesa joven y preparada, con proyección, sin más ambiciones personales que “pagar la hipoteca de mi piso y que no falte un potaje en mi casa”, porque “yo soy muy miraíta”, y a la vez contundente en sus planteamientos políticos y personales.
Todo lo que dice lo piensa, aunque no dice todo lo que piensa. En eso se parece a todos los de su gremio, en el resto se parece menos. Hace lo que debe en cada momento e idem con lo que dice porque, advierte, “al final me iré por la misma puerta”.
—Irene García representa el futuro del socialismo gaditano, ¿qué opina de eso?
—Hay una obviedad y es que yo formo parte de una generación de gente nueva en el PSOE. Además de vivir ahora una etapa de presente, los ciudadanos han decidido que vuelva a ser alcaldesa y yo y un grupo de gente representamos una parte de lo que va a acontecer en el futuro.
—¿Está decidida a dar un paso al frente si su partido se lo pide en el proceso de cambio que presumiblemente se vivirá en los próximos meses, por ejemplo, con respecto a la secretaria provincial?
—Yo estoy dispuesta a hacer lo que el partido me pida. Yo he sido siempre una persona muy leal con mis principios y sobre todo, muy fiel a aquello que me hizo formar parte activa en la vida pública. Y si el partido entiende que yo soy una de las personas que tiene que estar en la primera línea, pues estaré.
—¿El buen resultado obtenido por usted en Sanlucar significa que aunque el PSOE no viva su mejor momento electoral, la fuerza del candidato termina por imponerse?
—Sanlúcar es un buen ejemplo de cómo un grupo de gente nueva, con nuevas ideas, con una nueva forma de hacer política es capaz de cambiar la realidad; creo que hemos sido gente muy honesta, algo que probablemente en los tiempos que corren, en los que la política está siempre sometida a cuestiones muy ingratas y especialmente a una crítica muy fácil que tira por tierra el trabajo que realizamos la gente honesta y, precisamente, aquí se ha demostrado que somos un grupo de gente honesta, trabajadora, que vinimos a transformar lo que nos rodeaba y también estoy convencida de que hemos tomado decisiones que han beneficiado a muchos ciudadanos de Sanlúcar… y eso ha tenido sus frutos.
—El debate ideológico vive tal vez su peor momento. Ante eso, ¿que diferencia el ser socialista cuando se afronta la política municipal?
—Yo me inclinaría a decir que los políticos vivimos un mal momento. Hemos llegado en una dinámica en la que a todos nos meten en la misma bolsa y es algo contra lo que yo me rebelo diariamente. En estos momentos es cuando hay que ser más socialista aún, más militante y cuando hay que tener muy claro que ser socialista implica una serie de cuestiones a las que no podemos renunciar con independencia del momento en el que vivimos y eso hay que demostrarlo todos los días.
—¿Renovación en el PSOE es un término necesario en el debate de hoy o ha hecho más mal que bien en el debate interno?
—Siempre ha habido renovación en el PSOE. Sanlúcar es un ejemplo de cómo el PSOE quiso renovar y no se equivocó. A lo mejor en otros espacios tienen que hacer este debate de una forma mucho más integral, pero en el PSOE siempre ha habido renovación, ganas de adaptarse a los cambios.
—Usted no da la sensación de querer perpetuarse en política. ¿Hay que saber cuando irse?
—Yo me decidí a incorporarme a la vida pública porque no me gustaba lo que me rodeaba, pero no es mi profesión. No hay cuerpo que lo aguante. Mi familia es la más sacrificada en esto. Por justicia no creo que se merezca que lo que a mi me gusta tenga que estar siempre por encima del bienestar de la gente que me quiere. Creo que las ideas se agotan, que llega un momento en el que todo el mundo nos acostumbramos a las situaciones que nos rodean. Tampoco es bueno eso de poner plazos pero llega un momento en el que hay que decir ahora toca otra etapa.
—Ostenta la viceportavocía junto a Pérez Peralta en Diputación. ¿Hay mucho por hacer para recuperar lo que han perdido?
—Primero me voy a comprar unos calcetines igual que él…(risas). Lo que es obvio es que toca cambiar el chip. Hemos estado treinta años gobernando la Diputación, va a costar adaptarse a esta realidad, pero estoy convencida de que hay un grupo de diputados magnífico, una mezcla de gente que tiene una experiencia enorme en la política municipal muy importante, tanto de gestión como los que llevan tiempo en la oposición, y gente nueva que incorpora una nueva forma de entender la política. El grupo socialista de Diputación es una muestra de lo que es el Partido Socialista hoy por hoy en la provincia de Cádiz. A partir de ahí toca hacer las cosas bien. Defender con humildad y mucho ahínco lo que se ha hecho. Vamos a hacer un buen tándem tanto el portavoz, que conoce muy bien la Diputación, lleva muchos años allí, como los portavoces adjuntos.
—¿Cree que las diputaciones son necesarias o hay que debatir sobre su futuro y su funcionamiento?
—Totalmente. Creo que es una pieza clave especialmente para los municipios más pequeños que tienen muchísimas dificultades para hacer una gestión de calidad, para poder prestar los servicios. La crítica siempre es saber si las competencias que gestionamos los ayuntamientos son de verdad las competencias que se necesitan. Para mí es ahí donde está el debate y no en las diputaciones.
—¿Y qué sensaciones le da el PP por los mensajes que transmite sobre la gestión que allí pretende llevar?
—Muy preocupantes. Las primeras declaraciones del ya presidente de Diputación me han preocupado bastante y me han parecido incongruentes. Ha empezado mal. Trasladar que no va a poner su esfuerzo con las actividades de Cultura, de Turismo y de Deporte y después nombrar a tres diputados distintos de esas áreas, me parece una tomadura de pelo a los ciudadanos. Todavía me ha parecido más ridículo que uno de los diputados sea el candidato del PP en Sanlúcar. Una muestra del poco respaldo que se tiene y a partir de ahora nos va a tener que explicar el presidente de la Diputación a qué se van a dedicar estos tres diputados si son materias a las que no piensa ponerle ningún tipo de dedicación ni esfuerzo.
—El debate sobre la confección de listas por Cádiz para Parlamento, Senado y Congreso promete ser intenso. ¿Qué opina?
—Para nada. Va a ser un debate como siempre en el partido, sosegado, sereno, donde se priorizará el interés general de los ciudadanos. Estamos en un momento muy difícil, muy complicado, los ciudadanos tienen que entender que somos el partido que genera mayor credibilidad, mayor confianza y en ese camino tienen que estar los mejores. El partido tiene gente que representa muy a las claras este sentimiento.
—Todo hace indicar que las generales se adelantarán y muchos quieren que con ellas vayan las andaluzas. Griñán parece mantenerse en celebrarlas en marzo. ¿Aguantará la presión y cree que es bueno que Andalucía tenga una cita electoral a solas?
—Andalucía tiene todavía bastante recorrido. No estoy convencida de que vaya a haber adelanto de las generales -dijo antes de conocer el anuncio de Zapatero al respecto- . Sí tengo la intuición de que las elecciones autonómicas serán en marzo, se va a agotar la legislatura y sería una buena decisión.
—Pero el temor es que una posible victoria del PP en las generales y con meses de gestión por delante antes de las autonómicas puede ponerles las cosas muy difíciles a su partido en Andalucía...
—Al contrario. Estoy convencida de que quedan unos meses muy importantes que van a convertirse en un balón de oxígeno. La sola presencia de Rubalcaba ya ha animado mucho tanto a los nuestros como a los ciudadanos.
—Evangelina Naranjo dijo en el comité director de hace nos días que el partido no se podía dirigir como una agrupación juvenil... ¿Muy duro no?
—Creo que es una percepción personal de ella. No tengo constancia de que sea así ni ese sentimiento. Formo parte de la dirección regional del partido y no sólo me consta la seriedad, sino que además me parece que es una manera de mutilar y de tirar a la cuneta mucho esfuerzo y mucho trabajo de mucha gente. Me parece muy injusta esa declaración.
—¿Hasta qué punto opina que es necesario centrar el debate político en lo que realmente importa al ciudadano?
—Es que es lo único que debe importar a todos los que estamos en política. Creo que a veces perdemos mucho tiempo en otras cuestiones, especialmente internas que para nada nos favorecen y que lo que hacen es enturbiar el objetivo real. Ahora mismo debemos estar en aquellas familias a las que yo me voy a encontrar cuando vaya al Ayuntamiento, con aquellos que han perdido su puesto de trabajo y no tienen ningunos ingresos. Y presionar mucho a las entidades financieras. Yo sí estoy muy convencida en el discurso que ha hecho el candidato socialista, donde probablemente una de la pieza clave de defensa sea la presión a las entidades financieras para que esta situación empiece a cambiar.
—¿Sabe cuánto vale un café, señora Garcia?
—Por supuesto. Depende de donde vayamos, hay sitios a 0,80 y otros a 1,50.
—¿Y le parece caro?
—Yo soy de la que va a los de ochenta céntimos. Soy ‘miraíta’.
—¿Piensa regalarle también a Rubalcaba manteca colorá cuando pase por aquí o quizás Alfredo sea más de desayunar sin colesterol?
—A Rubalcaba le hace falta manteca colorá, necesita mucha energía y ya que sé que no le gusta el pescado, tendremos que animarlo con manteca colorá.
—Usted cae bien. Lo sabe. Tiene muchos amigos y adversarios políticos, pero se lleva bien con todo el mundo. Ese es su carácter. ¿La vida política es más fácil así?
—La vida en general. Los caracteres de cada uno no se pueden cambiar. Yo he sido así siempre, forma parte de mi código ético y creo que no hay nada que no pueda decirse con una sonrisa.
—¿Sanlúcar va bien?
—Bien, pero yo quisiera que fuera mucho mejor.
—¿Y por qué, explíqueme, le gusta a todo el mundo su pueblo?
—Porque es encantadora y porque Sanlúcar, aparte de tener los encantos naturales de ser un sitio privilegiado, tiene otro encanto que es su gente.
—Entrando en los asuntos más locales, ¿cómo afronta este segundo mandato?
—Lo afronto con muchísima ilusión, con mayor responsabilidad y con mayor realismo.
—¿Qué objetivos se ha marcado para esta legislatura?
—En primer lugar es muy importante cumplir con los ciudadanos en términos generales. Que sigan viendo en el PSOE y en su equipo la solución a sus problemas, que sigamos generando confianza y también ilusión. El objetivo principal es desarrollar una hoja de ruta, que creo que es muy ambiciosa pero en la que no nos debemos desanimar: el POT de la Costa Noroeste, por la que estoy dispuesta a pelear ante cualquiera.
—Si la legislatura pasada se caracterizó por ser la de mayor inversión pública, ¿qué marcará ésta?
—Espero que esté caracterizada porque sea el inicio del cambio de rumbo en el desarrollo socioeconómico de esta ciudad. Desgraciadamente hemos tenido muy mala suerte durante mucho tiempo, hemos estado estancados por la poca defensa que se ha hecho de los intereses de Sanlúcar. Y en este mandato, ahora que tengo la madurez de lo que han sido estos cuatro años y siendo muy consciente de los problemas que tiene esta ciudad, en la senda de defender lo que Sanlúcar necesita, va a ser la legislatura de las oportunidades y de la referencia comarcal de Sanlúcar.
—Su máxima es la creación de empleo, ¿qué pasos se están dando en este terreno?
—Soy consciente de que los Ayuntamientos no podemos generar empleo y es una pescadilla que se muerde la cola, porque quienes tenemos la presión ciudadana de que es necesario crear empleo y darle solución a los problemas de las personas que están en el paro son los Ayuntamientos y, sin embargo, no tenemos ni la capacidad económica ni tampoco las competencias para generar empleo. Dicho esto, no hay nada en lo que hoy por hoy se gestione dentro del Ayuntamiento y no se mire al milímetro las posibilidades de generar empleo que tienen. Desde una actividad de ocio, cultural, festiva a una actividad empresarial a todos los niveles. Todas las iniciativas que vengan a crear un empleo estable y de calidad en Sanlúcar, que podamos defender, ahí va a estar el Ayuntamiento.
—¿Qué pretenden con el anunciado pacto con los empresarios de cara a las entidades bancarias?
—Pretendemos que la creación de riqueza y desarrollo económico se quede en Sanlúcar. Yo no soy chovinista, defiendo al tejido empresarial en todos los niveles pero me gustaría que hubiera un tejido empresarial pujante en Sanlúcar y por eso queremos darles oportunidades. Somos conscientes de que hay muy buenas iniciativas de empresarios de Sanlúcar pero que no están saliendo por falta de financiación bancaria. En ese sentido, queremos ser los intermediarios y defender ante las entidades la posibilidad de llevar a cabo algún acuerdo con ellos. A partir de ahí, que en Sanlúcar empiece a hablarse de proyectos novedosos, que desgraciadamente hay muchos encerrados en un cajón.
—¿Cuáles son esos proyectos?
—Hay varias iniciativas hoteleras, un balneario que sabemos que está paralizado por falta de financiación; hay proyectos lúdico deportivos y un proyecto empresarial muy bonito, dirigido a las energías renovables, con productos biosaludables que está parado por falta de financiación.
—En proyectos públicos, como la Casa de Maternidad o el Mercado de Abastos ¿habrá recursos para llevarlos a término?
—Son distintas las dotaciones. La Casa de Maternidad se está haciendo por el Plan E y nuestra intención es que la Consejería de Educación, lo tenemos ya apalabrado, sea la que se encargue después del mobiliario. En un principio sí, porque el proyecto contempla parte del equipamiento de esa casa y lo haremos entre todos. Soy muy consciente de que no hay dinero y hay que decirle a los ciudadanos la verdad. Pero hay algo que he estado defendiendo durante todo este tiempo. Miro a mi alrededor y veo que en La Línea llevan tres meses sin pagar las nóminas, en Jerez no pagan a ninguna concesionaria y no sé cuanto tiempo llevan de retraso en las nóminas, el Ayuntamiento de Cádiz, pese a haber sido el baluarte de solvencia económica, ha tenido que renunciar a hacer conciertos en verano porque no tienen dinero para eso. Después miro a Sanlúcar, que pese a tener una deuda aplastante que probablemente no nos hubiera permitido abrir los ojos en muchos años, hemos salvado los muebles, hemos estado pagando la nómina durante los cuatro años sin problema, hemos cumplido el acuerdo con Seguridad Social y Hacienda que hemos vuelto a renegociar, hemos llegado un acuerdo defendible con muchos proveedores durante este tiempo a los que se les ha pagado más de 30 millones de euros, se ha pagado el 95% de las sentencias firmes que había, y todo esto lo hemos hecho sin limitar la actividad de esta ciudad, ningún servicio público. Dentro de lo que cabe hemos defendido bastante la gestión municipal. A partir de ahí es verdad que habrá un momento en el que habrá que decidir y determinadas cuestiones no las podremos hacer y habrá que hablarle con sinceridad a los ciudadanos y decirle lo que no se puede hacer. Yo prefiero tener que renunciar a una actividad festiva cultural antes que a una de servicio público.
—Tranquilidad de momento en el terreno económico, y en el laboral ¿continuará esa paz social firmada en 2007 con los sindicatos?
—Yo espero y deseo que sí. Es verdad que viene un momento que tenemos que volver a negociar un convenio colectivo, hemos tenido momentos de tranquilidad muy importantes en esta legislatura que además han sido la clave para que hayamos podido trabajar y voy a seguir abogando a la responsabilidad de esos nuevos representantes que recientemente han salido de las elecciones sindicales, porque esa responsabilidad es la que va a hacer que podamos seguir trabajando. No está el momento para pedir.
—Hablaba de la necesidad de mantener las diputaciones. ¿y la Mancomunidad?
—Las mancomunidades han cumplido un papel muy importante durante todo este tiempo, pero deben ser la unión de municipios donde se compartan objetivos y proyectos comunes. La creación de la Mancomunidad del Bajo Guadalquivir fue incluso una iniciativa romántica si me apura, de unir dos provincias con el nexo del río Guadalquivir, pero es verdad que después de 25 años la realidad de Sanlúcar tiene muy poco que ver con muchos municipios del entorno de Sevilla, Sanlúcar comparte cada vez menos con estos pueblos. Hay que plantearse qué va a ocurrir en un futuro con Sanlúcar y la Mancomunidad del Bajo Guadalquivir, porque el papel que hoy cumple la Mancomunidad es un papel que puede asumir perfectamente Sanlúcar. De hecho, las políticas activas de empleo las gestiona la Junta de Andalucía, no las gestiona la Mancomunidad ni el Ayuntamiento, y nosotros sí tenemos capacidad para poder solicitar una subvención. En ese sentido, o redefinimos bien el objetivo de la Mancomunidad o tiene poco sentido que Sanlúcar esté ahí.
—¿Y los grupos de desarrollo?
—Creo que son elementos clave si se gestionan bien, si somos capaces de buscar esa sinergia de grupo. La estructura que tienen nuestros grupos es más lógica. Que esté Sanlúcar con Chipiona, Trebujena y Rota puede fortalecer la idea de comarca, pero siempre y cuando seamos capaces de seguir el objetivo. Si nos vamos a dedicar a dar subvenciones a pequeñas empresas que probablemente a lo largo del tiempo no sean viables, difícilmente se conseguirá.
—¿Ese objetivo se está cumpliendo en los grupos de esta comarca?.
—Se está intentando, pero es complicado. Sanlúcar no tiene tradición de comarca. Nos ha unido siempre muy poco con Trebujena, con Chipiona y con Rota. No hemos sido capaces, ninguno, de buscar de verdad proyectos comunes que nos identifiquen.
—Por último, uno de los proyectos más ambiciosos para la ciudad y quizás el que venga en un período más complicado es el del aniversario de la circunnavegación. ¿Qué pasos se están dando?
—Hay muchas posibilidades. Lo que no quiero es que suponga crear una estructura que sea una losa para el Ayuntamiento y no beneficie en nada. Sanlúcar tiene ahí una buena excusa para relanzarse como proyecto de ciudad y que se pinte en el mapa, que es mi objetivo. Yo prefiero ir más despacio –que parece que algunos tienen mucha prisa – y tener el apoyo de todos. Y con eso me refiero a que si yo no tengo el apoyo del Gobierno de España y de la Junta de Andalucía, poco voy a poder hacer. Y lo que no me gustaría es que esto se limitara a hacer un ciclo de conferencias, una exposición y ya está. Esto es mucho más. Significa que podamos unirnos a través del río con un buen puerto deportivo, que podamos unirnos en esa conexión fluvial con la parte de Huelva, que tengamos la posibilidad de Sanlúcar como recurso turístico cultural con la parte de América y, en ese sentido, que el Gobierno de España vea este hecho como algo en positivo para ellos. En ese sentido, el Ayuntamiento de Sanlúcar está trabajando con el Gobierno de España para que haya una voluntad de crear una Comisión Nacional y a partir de ahí empezar a desarrollar proyectos.