El Ayuntamiento de Loeches le debe 450.000 euros, desde hace tres años. Ha despedido a 20 trabajadores y tiene créditos que, al cumplirse, le apremian con el embargo...
El Ayuntamiento de Loeches le debe 450.000 euros, desde hace tres años. Ha despedido a 20 trabajadores y tiene créditos que, al cumplirse, le apremian con el embargo. El empresario lleva más de un año durmiendo mal, hasta que la presión psíquica le ha llevado a las puertas del Ayuntamiento, donde ha amenazado con quemarse a lo bonzo, si no le pagaban. No le han pagado. Le han convencido para que depusiera su actitud y, una vez convencido, la misma Administración morosa que no le paga le ha detenido por “escándalo público”. Al alcalde y los ediles que han llevado a un ciudadano al borde de la locura no los detiene la Administración, porque ellos son la Administración.
Una Administración repleta de irresponsables y negligentes que en los tres niveles –municipal, autonómico y estatal– aplaza los pagos en la seguridad de que nada se les imputará de manera personal, y en la confianza de que el ciudadano de a pie huye del contencioso-administrativo, porque es largo, caro y, encima, aunque te dé la razón la Justicia, los bienes de un Ayuntamiento son inembargables.
Los impagos generalizados crean y alimentan una sutil red de corrupción y amiguismo, donde unos cobran pronto y rápido y, otros, los que no dan propinas, ni se someten a la extorsión, ni tienen amigos, son empujados a la locura. Esta AAI que padecemos (Administración Abusona e Impune) con el dinero de los ciudadanos dispone de unos servicios jurídicos que sirven incluso para defenderse de los impagos inicuos que promueve.
El problema no es que en Loeches se trate al deudor con un abuso tan miserable como despótico, sino que a la víctima se la encarcela, los verdugos quedan libres, y la situación emplasta todo el territorio, hasta el punto de que hay días en los que se echa en falta un poco de anarquismo liberador.