Pasear, dar una vuelta, despejarse… Muchos son los términos que usamos cuando nos referimos a caminar, pero, ¿abemos sus beneficios y por dónde debemos hacerlo? Las últimas investigaciones en distintas universidades del mundo aseguran que caminar al aire libre, en un ambiente de naturaleza, mejora la memoria reciente y hace que regeneremos el organismo más rápidamente. Estas tantas investigaciones no vienen a mostrar nada nuevo, nada que cientos o miles de profesionales, o millones de personas, hayan comprobado por ellos mismos. Si partimos de la base de que el acto de caminar es algo innato en nosotros, algo que practicamos más bien poco en estos tiempos y que además el medio más adecuado para hacerlo es en plena naturaleza, o cuanto menos a través de un parque, vamos descubriendo que si es una acción que realizábamos a diario en el medio adecuado y que ahora no hacemos, nos damos cuenta que falta un pieza en el puzzle. ¿Por qué digo lo del puzzle? Muy sencillo. Vamos a imaginar que somos uno de esos cartones que pieza a pieza forman un dibujo, paisaje o retrato, es decir, ‘un puzzle’. Bien. La verdad es que el símil no va muy desencaminado a lo que somos, muchas piezas que unidas forman una persona. Estas piezas están arriba, abajo, en medio, son de varios colores, de diversas formas, etc.. Al igual que nuestro cuerpo tiene un corazón, una mente, un hígado, unas costumbres, unas manos…Y todo lo que somos y lo que nos rodea completa nuestro círculo. Pero si quitamos una pieza, el paisaje queda incompleto, y si una pieza viene mala el paisaje está incompleto, ¿no?
Ventajas de pasear por el bosque
Añadamos esa pieza que falta y veamos que ocurre en el paisaje:
Disminuye entre un 35% y un 52% la posibilidad de padecer hipertensión. Mejora la utilización de la glucosa y su tolerancia. Desciende los niveles de colesterol ‘malo’ y eleva el de los ‘buenos’. Elimina posibles agentes cancerígenos del intestino y favorece el tránsito intestinal. Mejora la capacidad física del tronco inferior. Retrasa el envejecimiento. Aumenta la oxigenación pulmonar y su capacidad. Mejora la depresión y la ansiedad. Liberamos endorfinas que actúan de ansiolíticos naturales. Nuestra memoria se ve reforzada. Nos beneficiamos de las ventajas del sol si paseamos en días soleados. Descargamos nuestra mente tan ocupada y llena de muebles inútiles. Estos efectos tan positivos se prolongan durante 3 ó 5 horas después de desarrollar la actividad. Como estamos viendo, pasear entre árboles supone más ventajas que inconvenientes. Un salto hacia la recuperación de nuestros orígenes.
Consejo 1: Si padecemos de dolor en el ciático, tomen nota de este sencillo y efectivo remedio medieval. Necesitaremos unas hojas de poleo menta (preferiblemente frescas) y vino blanco o tinto. Con estos dos ingredientes prepararemos un emplasto, majando bien las hojas con el vino, hasta obtener una pasta homogénea. Colocar en la zona dolorida y esperar hasta que el dolor desaparezca con relativa facilidad.
Consejo 2: Para la gota. Se pone una cacerola al fuego con 50 ml de de vino y dejamos que hierva durante un momento, luego se añaden 20 ml de agua fría. Al hervir, el vino pierde casi todo su alcohol. Deberemos beber esta infusión por la mañana y por la noche. Otro remedio del medievo.
Aprendiendo a comer
Y ya que estamos paseando, podríamos culminar el día con una buena comida en plena Naturaleza. Lo que los anglosajones conocen como ‘picnic’. Realizar un almuerzo envueltos en este aura de paz, tranquilidad y armonía va a venirnos de maravilla. Reforzará los lazos de amistad o amor, y nuestro sistema digestivo se sentirá como en casa. Cuando preparamos una comida al aire libre, debemos hacer uso de todo plato que no requiera demasiada elaboración, ni que suponga una carga excesiva en la cesta. Podemos preparar los clásicos bocadillos sanamente. La base será pan integral, con jamón dulce o jamón de pavo, lechuga, tomate, huevo duro, soja germinada, zanahoria… sin salsas grasas. Ensaladas con pasta y verduras, mezcladas con fruta si se quiere. Cerveza sin alcohol, agua mineral, imprescindible, zumos de frutas naturales, dulces artesanos con frutos secos… Esto es sólo una idea, ya que el menú puede ser más amplio y variado e igual de sano. Buen provecho.
Ventajas de pasear por el bosque
Añadamos esa pieza que falta y veamos que ocurre en el paisaje:
Disminuye entre un 35% y un 52% la posibilidad de padecer hipertensión. Mejora la utilización de la glucosa y su tolerancia. Desciende los niveles de colesterol ‘malo’ y eleva el de los ‘buenos’. Elimina posibles agentes cancerígenos del intestino y favorece el tránsito intestinal. Mejora la capacidad física del tronco inferior. Retrasa el envejecimiento. Aumenta la oxigenación pulmonar y su capacidad. Mejora la depresión y la ansiedad. Liberamos endorfinas que actúan de ansiolíticos naturales. Nuestra memoria se ve reforzada. Nos beneficiamos de las ventajas del sol si paseamos en días soleados. Descargamos nuestra mente tan ocupada y llena de muebles inútiles. Estos efectos tan positivos se prolongan durante 3 ó 5 horas después de desarrollar la actividad. Como estamos viendo, pasear entre árboles supone más ventajas que inconvenientes. Un salto hacia la recuperación de nuestros orígenes.
Consejo 1: Si padecemos de dolor en el ciático, tomen nota de este sencillo y efectivo remedio medieval. Necesitaremos unas hojas de poleo menta (preferiblemente frescas) y vino blanco o tinto. Con estos dos ingredientes prepararemos un emplasto, majando bien las hojas con el vino, hasta obtener una pasta homogénea. Colocar en la zona dolorida y esperar hasta que el dolor desaparezca con relativa facilidad.
Consejo 2: Para la gota. Se pone una cacerola al fuego con 50 ml de de vino y dejamos que hierva durante un momento, luego se añaden 20 ml de agua fría. Al hervir, el vino pierde casi todo su alcohol. Deberemos beber esta infusión por la mañana y por la noche. Otro remedio del medievo.
Aprendiendo a comer
Y ya que estamos paseando, podríamos culminar el día con una buena comida en plena Naturaleza. Lo que los anglosajones conocen como ‘picnic’. Realizar un almuerzo envueltos en este aura de paz, tranquilidad y armonía va a venirnos de maravilla. Reforzará los lazos de amistad o amor, y nuestro sistema digestivo se sentirá como en casa. Cuando preparamos una comida al aire libre, debemos hacer uso de todo plato que no requiera demasiada elaboración, ni que suponga una carga excesiva en la cesta. Podemos preparar los clásicos bocadillos sanamente. La base será pan integral, con jamón dulce o jamón de pavo, lechuga, tomate, huevo duro, soja germinada, zanahoria… sin salsas grasas. Ensaladas con pasta y verduras, mezcladas con fruta si se quiere. Cerveza sin alcohol, agua mineral, imprescindible, zumos de frutas naturales, dulces artesanos con frutos secos… Esto es sólo una idea, ya que el menú puede ser más amplio y variado e igual de sano. Buen provecho.
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