En el primer mes de 2009 el número de parados se incrementó en 154.058 personas y sumó un total de desempleados de tres millones y medio, el mayor número de desempleados de España y el mayor de la historia europea...
En el primer mes de 2009 el número de parados se incrementó en 154.058 personas y sumó un total de desempleados de tres millones y medio, el mayor número de desempleados de España y el mayor de la historia europea. En términos comparados, ningún otro país europeo había logrado unos resultados de empleo tan negativos salvo la Alemania de la República de Weimar en el período 1932-1933 y tampoco ningún Estado de la UE tiene tantos parados en términos absolutos y relativos, esto es, en relación a su población. Por fin, el Gobierno del Sr. Rodríguez Zapatero es líder en algo aunque lo sea en un tema tan desagradable, doloroso y siniestro como el paro.
La economía española destruye puestos de trabajo a velocidad de vértigo y así lo seguirá haciendo a lo largo de los próximos meses. No existe perspectiva alguna de una mejoría en este terreno y es muy probable que 2009 termine con cuatro millones y medio de ciudadanos españoles sin trabajo. Esto es un drama económico y social sin precedentes y el Gobierno no es capaz de hacer nada sensato ni positivo para combatirlo. Su renuncia a adoptar medidas laborales no acordadas antes por la patronal y por los sindicatos es un ejercicio de irresponsabilidad, una lamentable dejación de funciones inadmisible cuando la destrucción de empleo se ha convertido en un caballo desbocado.
Entre tanto, los salarios están creciendo por encima del IPC. En una economía en recesión, éste es un mecanismo seguro para destruir aún más empleo. Como las empresas no pueden incrementar sus precios y no lo harán en un escenario recesivo, el aumento de las rentas salariales por encima del IPC reduce todavía más el margen de las empresas y, en consecuencia, éstas contratan a menos gente y despiden a más. La única manera de evitar una masiva liquidación de empleos es reduciendo los costes laborales lo que implica flexibilizar el mercado de trabajo. Como el Gobierno, los sindicatos y la patronal no van a hacer nada en esa dirección no hay manera humana de evitar la escalada del desempleo.
Es la misma historia de siempre. El PSOE es incapaz de reformar las instituciones laborales cuando las cosas van bien y, entonces, para qué, pero tampoco es capaz de hacerlo cuando las cosas van mal, precisamente, porque van mal. Así ha sucedido en todas sus fases de gobierno, entre 1982 y 1996 y entre 2004 y la actualidad. Un drama.