Tabaquismo pasivo
En los años 80 las sociedades científicas informan claramente que la exposición al humo de tabaco ambiental es causa de cáncer pulmonar
El tabaquismo pasivo es la exposición de las personas no fumadoras a los productos de la combustión del tabaco, o sea al humo. Un 25% del humo del cigarrillo llamada “corriente primaria” lo inhala el o la fumadora y el 75% restante llamada “corriente secundaria” pasa a la atmósfera que inhalarán otras personas. El humo de los cigarrillos es una mezcla de casi 5000 sustancias toxicas como son el monóxido de carbono, la nicotina y diversas sustancias con capacidad carcinogenética, estando científicamente demostrado que la concentración de estas sustancias es superior en la “corriente secundaria”.
Los efectos del humo de tabaco sobre personas no fumadoras empieza a tener relevancia a principio de lo años 70, a partir de estudios que se realizan para conocer las consecuencias del mismo sobre el recién nacido de madres fumadoras, o sobre las “molestias” que ocasiona el humo, o sobre repercusión en las enfermedades cardiacas o asmáticas, o sobre la prevalencia de bronquitis y neumonías en hijos e hijas de madres y padres fumadores.
Con anterioridad no se había valorado la importancia del riesgo que suponía la exposición involuntaria, confirmándose con estos estudios que el tabaquismo pasivo no sólo ocasiona “molestias” sino que también produce enfermedades o las agrava.
El humo de tabaco es un factor de riesgo en la aparición de asma y aumenta la gravedad de los casos ya establecidos. Diversos estudios confirman que es el principal factor en la producción de enfermedad pulmonar obstructiva crónica en fumadores activos por lo que se han extendido las valoraciones en fumadores pasivos.
Produce otros síntomas como son irritación ocular, irritación nasal, tos, estornudos, molestias en la garganta, expectoración, asfixia, así como son más frecuentes las infecciones respiratorias. Addemás de agravar las enfermedades cardiovasculares puede ocasionar un riesgo de aborto espontáneo en el feto de mujer fumadora, bajo peso al nacer o nacimiento no “a término”. En los recién nacidos aumenta el riesgo de muerte súbita en el lactante asi como aumentan las enfermedades respiratorias. Por lo general los niños y niñas que conviven con personas fumadoras tienen un peor estado de salud.
En los años 80 las sociedades científicas informan claramente que la exposición al humo de tabaco ambiental es causa de cáncer pulmonar en no fumadores y algunos investigadores han puesto de manifiesto cómo se elevan significativamente la concentración en orina de una sustancia carcinógena específica para el pulmón en personas no fumadoras tras ser expuestas a humo de tabaco en una habitación.
Con todos los estudios en la materia se estima que el porcentaje de cáncer de pulmón en no fumadores por tabaquismo pasivo puede alcanzar el 30%. Esto ha generado una respuesta de las administraciones de salud pública y de la sociedad en general para tomar medidas al respecto, sobre todo cuando se refiere a la protección de la infancia y de menores.
Anteriormente, el uso del tabaco se regulaba por criterios de seguridad, como incendios en lugares cerrados o explosiones en gasolineras. Hoy en día se propone como una necesidad de proteger la salud de las personas ante un contaminante atmosférico, así la Ley 28/2005 plantea el derecho de las personas de respirar aire sin humo de tabaco en su lugar de trabajo o en otros lugares. Es evidente que la extensión de espacios sin humo puede contribuir a un cambio en la percepción social en cuanto al tabaquismo, de manera que ya no se vea como un comportamiento normal.
Esto podría tener un papel muy importante en el inicio del tabaquismo en la adolescencia. Existen investigaciones que demuestran que la delimitación de espacios sin humo no solo reduce la exposición sino que también puede motivar a fumadores a abandonar el hábito o a reducir el consumo diario, de hecho las encuestas de salud evidencian que 2 de cada 3 fumadores quisieran dejar de fumar y aprecian la oportunidad que las regulaciones les ofrece.
Se estima que el 45% de niños y niñas viven con al menos una persona fumadora y que el 80% de no fumadores en edad adulta viven o están expuestas al humo de tabaco. Las normativas deben de cumplirse y son los poderes públicos los que tienen la responsabilidad de velar por su cumplimiento, quizás los dispositivos para su aplicación sean débiles por la poca definición sobre los responsables de garantizar su aplicación.
Por otro lado, todas las iniciativas que se puedan realizar a nivel local son importantísimas para proteger a la sociedad y especialmente a los mas jóvenes, ya sea reforzando las normativas existentes con actividades como ampliar los espacios sin humo o ayudando a los fumadores a dejar el tabaco en instituciones o empresas, o desarrollando campañas informativas, etcétera...
En España pueden morir aproximadamente unas 5.000 personas al año por la exposición involuntaria al humo de tabaco, una cifra muy superior a las ocasionadas por otras causas como son los accidentes o el SIDA. Y sin embargo la opinión pública aún no percibe la magnitud de este problema de salud.
Los efectos del humo de tabaco sobre personas no fumadoras empieza a tener relevancia a principio de lo años 70, a partir de estudios que se realizan para conocer las consecuencias del mismo sobre el recién nacido de madres fumadoras, o sobre las “molestias” que ocasiona el humo, o sobre repercusión en las enfermedades cardiacas o asmáticas, o sobre la prevalencia de bronquitis y neumonías en hijos e hijas de madres y padres fumadores.
Con anterioridad no se había valorado la importancia del riesgo que suponía la exposición involuntaria, confirmándose con estos estudios que el tabaquismo pasivo no sólo ocasiona “molestias” sino que también produce enfermedades o las agrava.
El humo de tabaco es un factor de riesgo en la aparición de asma y aumenta la gravedad de los casos ya establecidos. Diversos estudios confirman que es el principal factor en la producción de enfermedad pulmonar obstructiva crónica en fumadores activos por lo que se han extendido las valoraciones en fumadores pasivos.
Produce otros síntomas como son irritación ocular, irritación nasal, tos, estornudos, molestias en la garganta, expectoración, asfixia, así como son más frecuentes las infecciones respiratorias. Addemás de agravar las enfermedades cardiovasculares puede ocasionar un riesgo de aborto espontáneo en el feto de mujer fumadora, bajo peso al nacer o nacimiento no “a término”. En los recién nacidos aumenta el riesgo de muerte súbita en el lactante asi como aumentan las enfermedades respiratorias. Por lo general los niños y niñas que conviven con personas fumadoras tienen un peor estado de salud.
En los años 80 las sociedades científicas informan claramente que la exposición al humo de tabaco ambiental es causa de cáncer pulmonar en no fumadores y algunos investigadores han puesto de manifiesto cómo se elevan significativamente la concentración en orina de una sustancia carcinógena específica para el pulmón en personas no fumadoras tras ser expuestas a humo de tabaco en una habitación.
Con todos los estudios en la materia se estima que el porcentaje de cáncer de pulmón en no fumadores por tabaquismo pasivo puede alcanzar el 30%. Esto ha generado una respuesta de las administraciones de salud pública y de la sociedad en general para tomar medidas al respecto, sobre todo cuando se refiere a la protección de la infancia y de menores.
Anteriormente, el uso del tabaco se regulaba por criterios de seguridad, como incendios en lugares cerrados o explosiones en gasolineras. Hoy en día se propone como una necesidad de proteger la salud de las personas ante un contaminante atmosférico, así la Ley 28/2005 plantea el derecho de las personas de respirar aire sin humo de tabaco en su lugar de trabajo o en otros lugares. Es evidente que la extensión de espacios sin humo puede contribuir a un cambio en la percepción social en cuanto al tabaquismo, de manera que ya no se vea como un comportamiento normal.
Esto podría tener un papel muy importante en el inicio del tabaquismo en la adolescencia. Existen investigaciones que demuestran que la delimitación de espacios sin humo no solo reduce la exposición sino que también puede motivar a fumadores a abandonar el hábito o a reducir el consumo diario, de hecho las encuestas de salud evidencian que 2 de cada 3 fumadores quisieran dejar de fumar y aprecian la oportunidad que las regulaciones les ofrece.
Se estima que el 45% de niños y niñas viven con al menos una persona fumadora y que el 80% de no fumadores en edad adulta viven o están expuestas al humo de tabaco. Las normativas deben de cumplirse y son los poderes públicos los que tienen la responsabilidad de velar por su cumplimiento, quizás los dispositivos para su aplicación sean débiles por la poca definición sobre los responsables de garantizar su aplicación.
Por otro lado, todas las iniciativas que se puedan realizar a nivel local son importantísimas para proteger a la sociedad y especialmente a los mas jóvenes, ya sea reforzando las normativas existentes con actividades como ampliar los espacios sin humo o ayudando a los fumadores a dejar el tabaco en instituciones o empresas, o desarrollando campañas informativas, etcétera...
En España pueden morir aproximadamente unas 5.000 personas al año por la exposición involuntaria al humo de tabaco, una cifra muy superior a las ocasionadas por otras causas como son los accidentes o el SIDA. Y sin embargo la opinión pública aún no percibe la magnitud de este problema de salud.
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