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¡Qué bastinazo!

¿Con qué cara va a salir Rajoy a la calle a decir que ya estamos saliendo como dijo Zapatero en 2010?

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A  estas alturas y por muy campeona del mundo que sea la Selección española siempre se espera que en el primer partido meta la gamba, porque estamos acostumbrados a eso como que estamos acostumbrados a que Nadal pierda el primer set y luego vuelva loco al rival.

Y por esa regla de tres, es de presumir, al menos para darnos ánimos como españoles, que a Chile le va a hacer encaje de bolillos y que Australia va a pagar los platos rotos de la debacle del debut mundialista. Y a partir de ahí, camino de la segunda estrella porque si no es así van caminos de volver estrellados.

Y fíjense que no hablo en primera persona del plural, que es lo que se estila por eso de que la Selección española nos representa a todos. Eso se queda para los forofos porque a servidor le gusta que gane, pero no se come el coco con una pelotita que entra o que sale de la portería, salvo que sea la del Betis que es otra cosa distinta por la Gracia de Dios.

O sea, que no digo que hemos ganado el Mundial porque yo no juego, no marco goles ni me los meten -y menos, cinco chicharitos en la misma noche- ni cobro una millonésima parte de lo que cobran estos chavales que tuvieron la suerte de ser futbolistas en estos tiempos y además tener un talento como nunca había tenida una selección en España. Alabo  sus méritos, agradezco sus hazañas y pare usted de contar.

Si me preocupa la Selección española y el papel que pueda hacer en Brasil es pensando en el bien de España, en el bien de los españoles y en la recuperación económica de este país al que los militares llaman Patria. Porque aunque no queramos darnos cuenta, lo que hagan los 21 jugadores que se ha llevado el marqués para Sudamérica es crucial para salir de la crisis o, al menos, para salir antes.

Estamos en un país desmoralizado por mucho que Rajoy se empeña en decirnos que estamos  saliendo de lo peor y que se adivinan tiempos mejores. Se adivinan, que es lo que es y que tiene la credibilidad que tiene.

Estamos en un país en el que la inmensa mayoría de personas no gastan porque no tiene dinero, lo cual es una perogrullada, pero principalmente porque no sabe si lo va a tener mañana, pasado o dentro de una semana.

Estamos en un país en el que los empresarios no invierten porque los bancos ya no sirven para lo que servían antes, que era prestar dinero y ahora lo han tenido guardado en otro banco más grande porque no encuentran a gente que pida préstamos y que además tenga dinero como para no tener que pedirlos. En metálico o  en especie.

Estamos en un país en el que no nos falta el aire porque todavía no le han echado encima un decreto ley pero que tiene la moral a la altura de las habas. ¿Se imaginan lo que sería que España hiciera ante Chile el mismo ridídulo que hizo ante Holanda? ¿Con qué cara va a salir Rajoy a la calle a decir que ya estamos saliendo como dijo Zapatero en 2010? Un bastinazo así puede hundir al país más poderoso de la tierra.

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