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Fiebre amarilla

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De fútbol sala entiendo lo mismo que un paquistaní de rejoneo. Hago memoria y de la Salobreja lo único que conozco son las oficinas donde antiguamente había que recoger el dorsal para correr la San Antón. Su vetusto pabellón – que diría Fernando Arévalo- ni siquiera sé donde se ubica.
Pero la existencia del Jaén fútbol sala era algo que no se me escapaba. Por ser uno de los emblemas deportivos de la ciudad, por aquellos amigos que lo siguen semana tras semana, pero muy especialmente en estos últimos años porque cada vez que al salir de casa pasaba por la puerta de la empresa Fuconsa, de reojo, veía que algo más que un negocio de barrio traspasaba aquellas paredes invitando a la causa por un equipo de fútbol sala.


El equipo se transformó, aunque fuera sólo cambiando parte de su nombre, que no su identidad ni su espíritu. La gestión directiva y el trabajo en equipo han disparado los éxitos del Jaén Paraíso Interior hasta llegar allí donde los jiennenses pensábamos que era imposible deportivamente desde Jaén:a lo más alto.


Desde la visión periférica que tengo de este éxito si les reconozco que impresiona el triunfo del Jaén Paraíso Interior. Pero también emociona, y mucho. Acostumbrados como desgraciadamente estamos a ver el nombre de nuestra tierra resonando mediáticamente por escándalos u ocupando titulares por desgracias, el deporte posiciona positivamente a Jaén en la primera plana de todo.
Ha hecho historia este equipo, y lo ha conseguido a base de humildad, tesón, sencillez e ilusión a raudales. Se lo ha ganado por derecho propio. Jaén debe creérselo y su ejemplo debe servir de ejemplo en el que mirarse para desprenderse de este sempiterno conformismo en el que los jiennenses andamos sumidos y también para demostrar al resto de la región andaluza que los de Jaén existimos.



El pasado fin semana el color amarillo comenzó a expandirse por Jaén igual que lo hace una gota de aceite en un plato. Seguro que  surgirán, y no faltarán, quienes a caballo ganador se quieran subir ahora al carro de un equipo que ha sufrido lo suyo para sobrevivir y mantenerse, pero estos años atrás no bajaron al pabellón de la Salobreja, ese mismo que ya de por sí es reducido y que mucho me temo se quedará minúsculo si se sigue agigantando la fiebre amarilla que reina en Jaén.
Enhorabuena a los jugadores, directivos y seguidores del Jaén Paraíso Interior por ganar la Copa de España. La mejor noticia, sin duda, que la prensa deportiva local ha podido brindarnos en mucho tiempo. Y por cierto, que bien lanceó a la verónica con la bandera de Andalucía José López, rematando con una media muy templada digna de cartel. ¿Se dieron ustedes cuenta?

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