Salpicado por la trama de los ERE, exconsejero de la Junta de Andalucía y, desde ahora, también exdiputado. José Antonio Viera remitió ayer una carta al presidente del Congreso, Jesús Posada, en la que presentaba su renuncia expresa al escaño que le confería protección como aforado. Lo hizo, según consta el en propio escrito, para gozar a partir de ahora de “una mayor libertad de actuación” en su defensa.

La pérdida voluntaria  de esa condición de parlamentario implica, automáticamente, que ya no será el Tribunal Supremo quien investigue su supuesta implicación en la red de los ERE fraudulentos, sino que  el caso regresará a los juzgados de Sevilla. Integrado en el Grupo Mixto después de abandonar el PSOE tras casi cuatro décadas de militancia, Viera sigue así los pasos de los dos grandes señalados por la juez en la presunta trama: los expresidentes de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y José Antonio Griñán, que ya hicieron lo propio antes del verano al ser imputados.

La renuncia del exconsejero se produce justo cuando el Congreso estaba a punto de dar luz verde al suplicatorio que había reclamado el Tribunal Supremo, el órgano judicial con competencia para actuar en su contra durante su etapa como diputado. De hecho, la Cámara Baja había prolongado varios días el plazo para que presentase las alegaciones que considerase oportunas contra ese trámite,  estéril ya tras el paso dado.

Viera decidió recorrer un camino opuesto al de los expresidentes Chaves y Griñán cuando fueron imputados. En el caso de los dos exjefes del Ejecutivo autonómico optaron por abandonar el escaño de forma inmediata. El exconsejero de Empleo se negó, mantuvo su acta de diputado y, forzado a dejar el partido, no tuvo más opción que integrarse en el Grupo Mixto, donde se mantuvo hasta ayer.

Desde el PP de Sevilla, su presidente Juan Bueno aseguró tras conocer la noticia que  “hace mucho tiempo que el PSOE de Susana Díaz debería haber cesado de sus cargos” a Viera porque existen “muchos indicios” en su contra.