Fuentes de la compañía indicaron a Europa Press que no existen previsiones de que se vean afectadas por cierres las otras tres plantas cementeras con las que cuenta en la región, ubicadas en los municipios almerienses de Gador y Carboneras y en Jerez de la Frontera. En este contexto no descartaron el desarrollo de otras medidas para ajustar la producción, como es el caso de paradas puntuales de la producción como las que ya se han estado poniendo en marcha en algunas de sus instalaciones.
Desde la compañía, explicaron que la planta de Torredonjimeno, en la que trabajan “modélicamente” unas 120 personas se encuentra enmarcada dentro del plan de ajuste y ahorro de costes presentado ayer por la firma para adecuarse a la actual crisis del sector. En este sentido, añadieron que el cierre de esta planta es algo “que se encontraba en el aire” desde hace unos doce años, pero que el gran auge del mercado provocó que “tuviera que mantenerse en funcionamiento”. Sin embargo, una vez que éste “ha comenzado a ajustarse”, esta instalación “pequeña, antigua e ineficiente ha tenido que cerrarse”.
Las fuentes previeron que la bajada del mercado no será algo coyuntural, sino que el consumo de cemento terminará ajustándose a la media europea.
La multinacional emplea a unos 2.200 trabajadores en España y cuenta con cinco cementeras, treinta instalaciones de áridos, 113 plantas de hormigón y seis de mortero.
Holcim expresó en un comunicado su “firme compromiso” a ejecutar el cierre de la planta de Jaén de forma “dialogada y responsable” y de ofrecer el “apoyo necesario” a sus empleados “para minimizar los efectos del cierre”. En este sentido, indicó que ya ha comenzado a ponerse en contacto con los trabajadores, con los sindicatos y las administraciones autonómicas y locales.
El plan de Holcim contra la crisis contempla además el cierre de otras dos fábricas en Estados Unidos, ubicadas en Clarksville (Tennessee) y Dundee (Illinois). El grupo estima en unos 300 millones de francos suizos (unos 200 millones de euros) el coste de estos cierres, que se contabilizará en el cuarto trimestre del año.
Holcim atribuyó el plan a la necesidad de ajustar su capacidad de producción al descenso de la demanda de cemento y de otros materiales derivado del parón que registra el sector de la construcción, derivado a su vez de la actual crisis económica y financiera. Asimismo, también lo achaca al aumento de los costes energéticos y a la presión de los importadores.
La situación ha afectado de forma distinta a los mercados en los que está presente Holcim, aunque ha sido más acusado en los EEUU, Reino Unido y España.