Abengoa ha concluido una
semana horribilis en la que tuvo que retrasar la presentación de sus resultados tras la sentencia que da la razón parcialmente a inversores opuestos a su rescate financiero de marzo pasado, lo que afecta a 72 millones de euros que la empresa aún no sabe si tendrá que devolver íntegros y por eso ha pedido aclaraciones al juez de lo Mercantil de Sevilla. La documentación de los resultados del primer semestre enviados a la bolsa incluyen también un detalle del efecto que esta crisis está teniendo sobre la plantilla, algo que hasta ahora no había facilitado el grupo.
La empresa sitúa en 16 los ERE (extintivos) y en otros 16 los Erte (ajuste temporal) que tiene en ejecución, y que afectan a un total de 800 personas durante el primer semestre del año.
A final de 2015, justo un mes de presentar preconcurso, la plantilla media era de 28.100 personas. Desde allí se ha pasado a 16.237 personas en promedio a junio pasado. Una pérdida de 11.863 empleos, o el 42% del total.
Los últimos expedientes aprobados en los últimos meses, que relevaban a los puestos en marcha ya en 2016, han afectado a las sociedades de ingeniería y construcción (Abengoa EPC y Abengoa Engineering) y de desarrollo de negocio (Abengoa BD), entre otras como la de I+D (Research) o la de líneas y equipamientos eléctricos (Inabensa).
Con ello,
el gasto de personal ha descendido hasta 183,3 millones de euros, frente a 227,4 millones a junio de 2016. Tres de cada cuatro empleados de Abengoa a 30 de junio trabajaban fuera de España. Sin embargo, ha crecido un 26% la remuneración conjunta del equipo directivo, hasta 1,8 millones.
Sobresale además que, pese a la ejecución en marzo del rescate financiero y la entrada de los 1.170 millones de nuevos fondos, Deloitte sigue alertando sobre la viabilidad futura de Abengoa. La auditora llama la atención sobre la evolución negativa financiera y operativa en los dos últimos ejercicios y en el periodo de seis meses cerrado el pasado 30 de junio, que “ha motivado que
el patrimonio neto consolidado a dicha fecha sea negativo aun después de la reestructuración financiera y societaria llevada a cabo”.
Autorizaciones
En efecto, el volumen de ese patrimonio negativo asciende a 1.637 millones, frente a la cifra de negativa de 6.779 millones a cierre del año 2016 antes de la reestructuración. La capacidad de la empresa de seguir funcionando dependerá de que sea capaz de cumplir el plan de reestructuración y del impacto final de la citada sentencia que da la razón a inversores.
Junto a todo ello, Víctor Pastor, director financiero de la empresa, ha ofrecido finalmente una conferencia en la que no aceptó preguntas y en la que comentó la evolución de la empresa. Lo más jugoso de ella fue que retrasó
al último trimestre del año la venta del 41% de su filial clave, Atlantica Yield, que se iba a cerrar este mes de septiembre. Pastor aludió a autorizaciones aún pendientes, sin dar detalles sobre el comprador. Yield aglutina los mejores activos.