Basta con darse una vuelta por la zona para comprobar que las fachadas están a punto del derrumbe y que cualquier día puede suceder una desgracia, sobre todo si se vuelve a producir un temporal de lluvia o de viento fuerte en San Fernando. Paredes llenas de desconchones, ventanas completamente rotas y olores nauseabundos se han convertido en el pan de cada día de los vecinos que transitan por la calle Alsedo, temerosos de que en cualquier momento alguna de las tres fincas se venga abajo y les coja a ellos por enmedio.
Son conscientes de que se trata de inmuebles privados y que son los propietarios los que deben de procurar que estén al menos en condiciones aceptables, pero ven como pasan los meses y los años y nadie hace nada para tratar de buscar una salida factible a esta situación. Es por ello que consideran necesario que el Ayuntamiento coloque en las citadas fachadas carteles avisando del peligro, e inclusive que precinte las tres fincas para que nadie pueda pasar por sus alrededores.
De Esisa
Precisamente en una de las tres fincas -la que está ubicada en un callejón sin salida- cuelga un cartel de la Empresa Pública de Suelo (Esisa) en el que se recoge que está sometida al programa de rehabilitación de infravivienda que desde hace varios años puso en marcha dicho ente público. Precisamente es dicha finca la que peor huele de las tres y es prácticamente inviable estar parado junto a ella más de un minuto.
Otro de los inmuebles, el que está situado más cerca de la calle San Onofre, se había convertido, siempre según los vecinos, en lugar habitual de encuentro de personas para el consumo en su interior de sustancias estupefacientes. Un hecho que provocó que fuesen los propios vecinos los que optasen por blindar las ventas para que no entrasen con rejas de hierro que tuvieron que costear de sus bolsillos.
Al lamentable estado en el que se encuentran estas tres viviendas se une también el mal estado en el que se encuentra el acerado en gran parte de la calle Alsedo.Un hecho que, unido a la estrechez del mismo, hace que los vecinos se tengan que tirar prácticamente a la carretera para poder andar sin problemas, con el consiguiente peligro que ello conlleva ante el gran incremento del tráfico rodado que ha sufrido la calle.
Esperan que haciendo público su malestar alguien tome cartas en el asunto antes de que se tenga que lamentar algún tipo de desgracia personal.