Así rezan los dos grandes carteles amarillos que no pasaban desapercibidos para ninguno de los gaditanos que ayer circulaban por la plaza de las Flores. La mayoría se sorprendía, algunos incluso no daban crédito. "Será por la crisis", decían unos, "esto seguro que es un reclamo publicitario", replicaban otros, pero no, la realidad es que Soriano será historia cuando llegue el 2010 porque su propietario y fundador, José Ángel Soriano, se jubila.
“La crisis que vivimos es importante”, pero no ha sido ese el detonante del cierre. Con "sesenta y siete para sesenta y ocho años", este veterano empresario no ha encontrado relevo en ninguno de sus cinco hijos para continuar con un negocio que abrió sus puertas por primera vez en el año 1972. José Ángel abrió al público entonces una tienda de 250 metros cuadrados, ocupando apenas una mínima parte del local actual, pero después de obtener un "éxito total", al año siguiente ya estaban en funcionamiento los casi dos mil metros con los que cuenta actualmente.
José Ángel Soriano empezó a trabajar a los once años como aprendiz en una tienda de su localidad natal, Chiclana, donde sus padres tenían dos negocios, un ultramarinos y una pequeña mercería, el conocido refino de Pepa Lema. Al terminar el servicio militar decidió transformar el refino en una tienda de modas. Esa fue la primera de las tres de que dispuso en Chiclana, justo antes de dar el salto a la capital.
Negocios
Desde su apertura en Cádiz, Almacenes Soriano contó con el apoyo del público, tanto fue así que en el año 1975 José Ángel Soriano montó el primer hipermercado de Andalucía occidental, Hipercádiz, un negocio que a principios de los años ochenta fue trasladado a dos conocidos empresarios vinculados al mundo del fútbol, Antonio Muñoz Vera y Luis Cuervas. A partir de ese momento, sus esfuerzos se centraron en sacar adelante su gran apuesta comercial, Almacenes Soriano.
A la hora de echar la vista atrás, José Ángel se muestra agradecido por la gran acogida que siempre tuvieron sus negocios. "El balance es muy positivo, la gente siempre ha respondido bien y hemos intentado estar a la altura de lo que se esperaba de nosotros", comenta.
Según Soriano, el éxito que durante todos estos años ha acompañado a su negocio tiene una clave muy sencilla, asegura que “siempre hemos vendido artículos actuales”, evolucionando con lo que la moda y las necesidades de los consumidores han marcado en cada momento.
A partir de ahora, el empresario chiclanero sólo se plantea una meta a corto plazo: "descansar". Asegura que todas las personas de su círculo íntimo le han apoyado en su decisión, igual que los clientes que desde que se enteraron se han estado interesando por los motivos del cierre.
Otro tema es el de los diez empleados que desde el 1 de enero próximo estarán en el paro, algunos después de una vida entera dedicada al negocio. "Es una pena, porque son muchos años aquí, pero bueno, algún día tenía que llegar", comentaba una de las dependientas más veteranas.
Respecto al futuro del local, que goza de una ubicación privilegiada justo a la entrada de una de las zonas comerciales con mayor afluencia de público de la ciudad, Soriano dice "no tener ninguna oferta en firme". "Una vez que cerremos escucharemos a quien esté interesado", comenta, reconociendo que en los últimos años algunas grandes cadenas comerciales le han tentado, pero sin llegar a ningún acuerdo.
Mientras tanto, las colas para pagar en la tienda daban ayer la vuelta entera al enorme local. Esta vez, las ofertas por liquidación sí son reales.
Los comerciantes del centro sienten la pérdida de otra empresa familiar
Casi todos los que ayer se acercaban a los dependientes de Soriano les mostraban su pena por el cierre de un comercio que formaba ya parte del paisaje gaditano. Raro es que alguien en la ciudad no haya pasado alguna vez por caja allí para llevarse desde un juguete para los Reyes a un conjunto de moda, pasando por todo tipo de menaje para el hogar o hasta una silla para la playa.
También el resto de comerciantes de la zona lamentaban la pérdida de este negocio. El presidente de la asociación Cádiz Centro Club de Calidad, Juan Tovar, conocía la noticia a través de la llamada de este periódico, mostrando su sorpresa. Tovar considera que “es una pena perder comercios tradicionales tan arraigados en la ciudad como Soriano”. Puesto a buscar las causas del cierre, lo tiene claro. “Este es un problema que se está dando cada vez más en este tipo de empresas familiares. No se está produciendo el relevo generacional que a todos nos gustaría”.
—franquicias—
A la hora de elucubrar sobre quien podría tener interés en hacerse con el local, sus hipótesis van desde “alguna cadena de hostelería de comida rápida a alguna franquicia de modas”.