SCAFA comenzará en febrero la cuesta del Plan de Viabilidad

Publicado: 16/12/2009
Ambas empresas han perdido en los últimos cuatro años cerca del 40% de puestos de trabajo
Hablar de cuesta arriba en el lenguaje del textil baenense, no es nada nuevo ni extraña a cualquiera que tenga un contacto con el sector, por mínimo que sea. A la prolongada crisis de la última década, se añade la actual situación general de recesión. Las dos cooperativas más grandes de Baena, formadas en su inmensa mayoría por mujeres, no esconden que el futuro está muy negro. Tanto desde la Sociedad Cooperativa Andaluza de Familias Agrarias como desde la Sociedad cooperativa Industrial de Confección, responden a la pregunta sobre su actualidad con la frase “mal, muy mal”. Incluso en el seno de la más antigua, SCAFA, que fue fundada en los años sesenta por el sacerdote Salvador Muñoz, la pregunta de si piensan en el cierre obtiene un suspiro largo, una pausa y un “no me gustaría...”.
Esta situación de crisis general, afecta de diferente forma a ambas. SCAFA firmó con la Junta de Andalucía hace tres años (septiembre 2006) diferentes ayudas económicas para salvar una situación entonces calificada por su vicepresidenta, Manoli Montes como “desesperada”. Incluyendo un Plan de viabilidad posterior y un préstamo participativo (noviembre de 2007). Ahora, éste último empieza a surtir “efectos” después de dos años porque hay que empezar a devolver ese crédito. Será a partir de febrero cuando la cooperativa afronte esos pagos que, aunque no se ha informado sobre la cantidad concreta, reconocen que lo tendrán “crudo” para cumplir compromisos. En SCOINC, ese Plan de viabilidad lo llevan buscando en los últimos años.
Empleos
La sangría de puestos de trabajo perdidos en cuatro años es destacable. SCOINC contaba entonces con unos 110 trabajadores y ahora anda por los 70, por lo que el descenso del empleo se puede situar en torno a un 35% en el último cuatrienio. En SCAFA la situación parece ser algo más grave. Ha pasado de 105 empleos en enero de 2006 a los 60 actuales, con un descenso del 40%
Además, hay que contar los sacrificios que las cooperativistas han realizado de forma reciente. Por ejemplo en SCAFA, donde este año más que prescindir de trabajadores, han adaptado su salario, reduciéndolo, a las circunstancias de grave crisis. Otros operarios han decidido dejarlo. Una merma salarial que se puede cifrar en cantidades en torno al 20%, e incluso algo más.
De tal suerte que las cooperativas que se mueven en lo que se considera como trabajo asociado, es decir, trabajar para cubrir gastos (material, inmovilizado o nóminas, por citar algunos ejemplos), la crisis puede haber minado esos esquemas de funcionamiento. De hecho, y considerando que no son sociedades que busquen el beneficio, por definición, en estos momentos lo de llegar a fin de mes, sigue siendo complicado. Desde SCAFA lo rubrican señalando que en esta época, ni siquiera se están cubriendo gastos pese a que pueda haber una serie de pedidos.
La situación complicada, que es común en ambos casos, lleva a sus responsables a considerar, a diferencia de etapas anteriores, que la competencia de los “chinos” parece tener menos incidencia. En SCOINC están convencidos de que los 20 días que tardan en sacar un encargo, es inferior al del mercado de los chinos. Y en SCAFA, llegan a afirmar que la recesión general les está afectando mucho más que los tirados precios del textil asiático que tantos cierres de fábricas ha provocado.

Diversidad
La diferente forma de trabajar de las dos cooperativas, también les influye en su capacidad de mercado y sus soluciones ante la crisis. En SCOINC, por ejemplo, abarcan todo el proceso productivo y no únicamente la confección, con lo que concentrando las etapas (corte, tinte, confección), sacan mayor beneficio. Pero una característica común a ambas cooperativas es que los precios "nos están matando", señalaron fuentes autorizadas.

Viabilidad
El plan acordado en su momento para SCAFA, reflejaba una línea estratégica de fabricación, distribución del trabajo, cómo salir al mercado y la formación al trabajador. El problema que se plantea con este agravamiento de la crisis es que no entran nuevos encargos de clientes y aquellos que llegan, suelen ser pequeños en cantidad, de diseño especial, y que requieren una formación específica del trabajador y hasta una adaptación del sistema productivo, lo que deja poco margen económico, o a veces ninguno.
Pero los ánimos no los pierden, desde luego menos que el sueño y la preocupación, "a ver si esto arranca", aunque sea a costa de reducir los salarios. Pero ellas, y aquí sí que hay diferencia de género, reconocen más nivel de sacrificio que si fueran hombres, y más si la media de edad en esas empresas es superior a los 40 años
En breve se esperan novedades en el seno de SCOINC en torno a un posible y muy solicitado Plan de viabilidad. Pero tanto allí como sus vecinas de arriba en el Quiebracostillas, tienen que seguir sorteando los tiempos o...

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