Hace 2000 años en Asia ya tomaban Kombucha, conocido como ‘el té de la inmortalidad’. Entre sus beneficios encontramos un alto contenido de vitaminas, sobre todo del grupo B.
Facilita la digestión, entre otros beneficios para la salud: normaliza la presión arterial, combate la artitris y el dolor de articulaciones, previene la pérdida de memoria, a nivel estético combate las arrugas y ayuda a regular el azúcar a los diabéticos.
No es recomendable su consumo en personas sensibles a la teína, sobre todo porque puede provocar insomnio aunque no llega al efecto de un café. Contiene una pequeña dosis de alcohol menor a un 1%, por tanto se deben abstener personas con problemas de alcoholismo o en fase de recuperación, niños, embarazadas y en período de lactancia.
La cantidad diaria no debe sobrepasar los 330 ml y no ingerir más de 1,5 litros a la semana. Para obtener mayores beneficios y darte un chute de energía tómalo en ayunas, además potenciarás su efecto desinfectante; antes o después de las comidas, mejorará tus digestiones, además de ayudarte con la pérdida de peso; si tienes resaca toma un vaso, facilitando la desintoxicación del hígado y el cuerpo.
Kombucha, que no Kizomba, no es otra cosa que una bebida hecha a base de té fermentado, de sabor ácido y efervescente, convirtiéndose en una explosión para las papilas gustativas. Lo he probado y os puedo decir que me ha ayudado con la hernia de hiato, he notado menos hinchazón y dolor abdominal. Por tanto, si estás en el grupo de úlceras estomacales, acidez o ardor de estómago, es un gran aliado por su alto contenido en probióticos. Y ahora que muchos de vosotros habéis retomado la actividad deportiva con la vuelta al cole, os ayudará a disminuir las agujetas y a aumentar la capacidad deportiva.
Podéis adquirir Kombucha en supermercados. En mi caso lo compré en Supermercados ‘El Jamón’. Os recomiendo el sabor a hibisco y gengibre y limón. Al principio el sabor os resultará chocante, pero cada sorbo os irá descubriendo los diferentes ingredientes dejando en vuestro paladar un sabor final cítrico, avinagrado o dulce, dependiendo de la composición y el tiempo de fermentación. SI queréis hacerlo artesanalmente en casa, necesitáis agua, té negro o verde, azúcar o stevia y scoby. No os lo recomiendo porque os llevará varias semanas para su elaboración por el tiempo de fermentación, entre otras cosas. ¡Pásate al Kombucha y a un estilo más saludable de vida!