La Fundación Víctor Marín sigue dando sus frutos fotográficos, su delicioso tratado de luces y sombras, y este viernes, a las ocho de la tarde, en el Palacio del Mayorazgo, inaugura la exposición colectiva Con otros ojos. Con tal motivo hemos entrevistado a José Daniel Gutiérrez Andrades, uno de los participantes en el proyecto que ha dado origen a esta exposición. José Daniel Gutiérrez nos habla de fotografía, pero también de la profesión de enseñante, que ha practicado siempre con una vocación inalterable.
Con otros ojos. No es mal título, sino todo lo contrario, para una exposición fotográfica. Explíquenos de qué se trata.
—Se trata de una exposición colectiva en la que expondremos 36 obras, dos por participante, como resultado de un proyecto llevado a cabo por los componentes del grupo Escuela de Fotografía ”Fundación Victor Marín” y terminado a finales de noviembre pasado, que consistió en colgar en Facebook fotos, durante ocho semanas, en blanco y negro y en formato cuadrado, siguiendo una serie de temas previamente planificados: retratos, deportes, fotos callejeras, etc. El título “Con otros ojos”, ideado por una de nuestras más jóvenes componentes, Alicia Gutiérrez, expresa fielmente el contenido de la exposición, esto es, la visión personal de 18 amantes de la fotografía de diversos temas propuestos. Por cierto, se inaugura este viernes a las 8 de la tarde en el Palacio del Mayorazgo.
Son ustedes alumnos del fotógrafo Juan Mariscal, que es lo mismo que decir Fo-Cal, que es lo mismo que decir Víctor Marín. ¿Qué han aprendido en estas clases, a mirar de otra forma quizás, a mirar con otros ojos?
—Sí, efectivamente. Por ponerte un ejemplo, te diré que yo he sido siempre muy aficionado a hacer fotos de todas las actividades en las que he participado: senderismo, grupo “Depiedras”, grupo gastronómico, excursiones con mis alumnos, etc. Luego las seleccionaba y enviaba a cada participante un álbum con las mejores fotos de la actividad. Cuando hice el curso organizado por la Delegación Municipal de Cultura, impartido por Juan Mariscal, empecé a descubrir un mundo muy interesante en la fotografía, empecé a ver lo que me rodea de otra forma más artística. Ahora, cada vez que voy de viaje, que salgo a pasear o salgo por Arcos, veo, sin proponérmelo, motivos interesantes para ser fotografiados. Por ello procuro siempre llevar alguna cámara por si la necesito.
Usted es persona concienzuda, perfeccionista, así que imaginamos su fotografía tocada por esas mismas cualidades. ¿Cómo se definiría?
—Sería pretencioso por mi parte definirme como fotógrafo. Me queda mucho camino, mucho que aprender. Lo que sí le digo es que en cualquier actividad que me meto procuro aprender y hacerla lo mejor posible, y la fotografía es una de ellas. Me gusta cualquier temática, en color o en blanco y negro, pero sobretodo fotografiar la naturaleza y elementos arquitectónicos de la arquitectura popular de nuestros bellísimos pueblos.
Se aprende de los maestros, pero también de los compañeros. ¿Qué le han aportado sus compañeros de curso?
—He aprendido muchísimo de Juan Mariscal, nuestro maestro en fotografía. Y sigo aprendiendo, ya que cada vez que coincidimos y hablamos de temas fotográficos, descubro aspectos nuevos que desconocía. También, por supuesto, he aprendido y aprendo de cada uno de mis compañeros. Como los dos proyectos habidos, después del curso, han consistido en publicar semanalmente fotos de diversos temas, al verlas y estudiarlas aprendes mucho, sobre todo si los más avanzados hacen críticas constructivas sobre éstas. Es justo decir que hay compañeros que son “cuasiprofesionales”. Por citar a algunos mencionaré a Rafat Palmowy, Ilde Guerra, Rocío Oca, Pedro Valiente, etc. Por cierto, me gustaría comentar desde estas páginas, el deseo unánime de todos los componentes del grupo, de que la Delegación de Cultura organizase, además del nuevo curso de iniciación que ha comenzado o va a comenzar en estos próximos días, uno de ampliación y perfeccionamiento en fotografía. Todos lo estamos deseando.
Y hablando de curso, palabra que suena a escuela, a niño, a pupitre, a lápiz. Usted es maestro recientemente jubilado. Nos consta que la elección de su profesión fue y es puramente vocacional. Nos consta su amor a los educandos y su dedicación exclusiva a esta profesión tan denostada en ocasiones pero tan crucial para una sociedad. Háblenos de su dilatada experiencia como enseñante.
—Aunque nací en La Roda de Andalucía (Sevilla), estudié bachillerato y magisterio en Jerez, en la Escuela de la Iglesia “Monseñor Cirarda”. Cuando aprobé las oposiciones me destinaron a Arcos en el curso 76/77 y aquí sigo todavía. Por un importante problema de columna, felizmente superado, me jubilé el curso pasado, aunque por mí hubiese continuado hasta los 65 años. Mi primer destino como maestro definitivo fue en el Colegio, entonces Nacional, Maestro “Antonio Arocha”. Allí estuve seis cursos. De ese período recuerdo especialmente a los alumnos y alumnas del campo, de su buen comportamiento y también a sus padres, ya que siempre te apoyaban en todo cuanto hicieras. Por citar un dato le diré que un curso escolar tuve un primero, de la antigua E.G.B., con 53 alumnos. Y sólo repitieron dos o tres. Eran otros tiempos y había otros valores. Luego me trasladé al Colegio “Alfonso X El Sabio” donde he estado hasta mi jubilación. En él he sido tutor, jefe de estudios, encargado del comedor escolar, y director durante ocho cursos. En cada uno de estos puestos he procurado, como dije antes, hacerlo lo mejor posible, dedicándole todo mi esfuerzo y dedicación. De la época de jefe de estudios recuerdo con especial cariño la creación del Grupo de Jefes de Estudios de Arcos. Grupo que coordiné durante tres cursos escolares y cuyo principal objetivo era realizar actividades conjuntas entre todos los colegios e institutos de nuestra ciudad. En cuanto a mis cursos como tutor recuerdo sobre todo a las distintas promociones de alumnos que he tenido el placer de educar y enseñar. Los cogía en primero y los llevaba hasta 5º en la E.G.B., o hasta 6º en Primaria. El enseñarles a leer y a escribir, la numeración y las primeras operaciones, las excursiones, las salidas a la naturaleza, las manualidades, etc. eran para mí una labor muy gratificante. Disfrutaba con ello. Iba cada día a mi trabajo con ilusión y con ganas. “Modelar” a niños, educarlos, desde primero a sexto fue una labor maravillosa. ¡Cuánto lo echo de menos! Bueno, pero después de 40 años de servicio a los niños y niñas de Arcos, también viene bien un descanso, un cambio de actividad. Después de un período de adaptación lógico, me estoy reencontrando con actividades y aficiones que las tenía aparcadas. Estoy leyendo con asiduidad, pienso retomar prontamente la pintura, estoy haciendo ejercicio físico con regularidad, voy con frecuencia al cine con mi mujer, dedico más horas a la jardinería, coordino al grupo “Depiedras”, cocino varias días a la semana, hago la compra, y como no, observo la vida y fotografío lo que más me gusta de ella, ¡que no es poco!
Y háblenos, por favor, del grupo “Depiedras”, de esos amigos suyos que confiados en su bien ganada fama de buen organizador viajan con usted a ciudades cercanas con dos ilustres objetivos: visitar monumentos y degustar la gastronomía del lugar elegido.
—El grupo “Depiedras” es un grupo de amigos y amigas que pretende entre sus principales objetivos los que usted ha citado: visitar pueblos y ciudades de nuestro entorno para conocer sus monumentos, su arte, sus costumbres y su gente, y también disfrutar de los placeres gastronómicos que nos ofrecen. Se creó como continuación de un grupo gastronómico, “Grupo Gastronómico Los Doce”, que coordiné durante nueve temporadas. Éste consistía en hacer una cena mensual donde cada una de las 6 parejas integrantes tenía que aportar un plato determinado, un postre o el vino, con objeto de que no hubiera coincidencias, y al mes siguiente otra pareja debía sugerir y reservar en un restaurante de Arcos o pueblos y ciudades cercanas, para cenar o almorzar, generalmente los viernes por la noche o los sábados al mediodía. Yo confeccionaba una planificación anual y la entregaba en octubre, para que todas las parejas tuviesen conocimiento de las cenas o salidas con suficiente tiempo para reservar dichos días al grupo. “Depiedras” lleva ya cuatro años funcionando, y del mismo modo que en otras actividades, pido sugerencias previas a todos los componentes de lugares a visitar y luego, junto a mis aportaciones, hago y entrego una planificación que comprende desde octubre hasta junio del año siguiente. Es un grupo abierto al que se puede apuntar el que lo desee, simplemente contactando con alguno de sus miembros. Finalmente, mencionar que desde que vivo en Arcos, además de lo mencionado anteriormente, he participado en la creación y funcionamiento de otras actividades tales como: fundación del Club Tenis Arcos y organización de 9 ligas de tenis locales para adultos, en las pistas del Polideportivo Municipal y de la Asociación Deportiva “El Santiscal”, además de numerosos campeonatos en diferentes categorías; participación en actividades de senderismo desde el año 1.990; participación en clases de pintura al óleo con el pintor Miguel Castro y de cerámica con Andrés Oviedo; secretario por uno o dos años de la Asociación Belenista “La Adoración” y creador de dioramas… En fin, me considero una persona con muchas inquietudes, amante de su profesión, del arte y de la cultura, del deporte, de la naturaleza, de la familia, de los amigos y, especialmente, del pueblo en el que vivo.