Se han presentado a nuestra cita luciendo un pañuelo rosa sobre el cuello. Para ellas y ellos, el rosa es el color de su particular lucha, ese combate que mantienen día a día contra la enfermedad. Es la Asociación Contra el Cáncer de Mama de Arcos de la Frontera (ACCAMAR), cuyo primer socio, curiosamente, ha sido un hombre. Ya constituida oficialmente, la asociación pretende ser sobre todo un vehículo de unión entre las personas afectadas por la enfermedad.
La presidenta del colectivo es Pilar Guerrero, una mujer a la que sorprendió la enfermedad cuando aún no había cumplido los 40 años. Nos explica que el cáncer puede aparecer en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia, pero insiste en que el apoyo entre las afectadas es fundamental. Pilar señala que su propósito es “ayudar a su ciudad porque el cáncer es una enfermedad muy dura”. Avanza que desean promover distintas acciones y actividades para darse a conocer, captar socios y, en suma desarrollar su proyecto, que pasa por ofrecer servicios de apoyo psicológico y terapéutico a las personas afectadas, así como la promoción del ejercicio físico como una herramienta para luchar contra los avatares del día a día.
Por lo pronto, ACCAMAR se reúne cada miércoles de 18.30 a 21.00 horas, y los viernes de 18.00 a 20.00 horas, en el salón contiguo al CEIP Vicenta Tarín, donde comparte local con otras asociaciones como Alcohólicos Anónimos y la Asociación de Mujeres Progresistas.
La vicepresidenta de la asociación es Amparo Villanueva, una mujer metida en años que igualmente conoce de cerca la enfermedad. Nos dice que “cada vez que viene el autobús hay que temblar porque sale gente nueva”, en alusión a la unidad móvil contra el cáncer de mama que periódicamente visita la ciudad para hacer un seguimiento a las mujeres enfermas o prevenir nuevos casos. Pero no siempre resulta así, pues la asociación tiene constancia de que la enfermedad ha afectado últimamente en Arcos a mujeres jóvenes, para contar el caso concreto de una chica arcense que en plena lactancia de su hijo “se notó un bultito”, explica castizamente.
Pero más allá del tratamiento y de ese “saber llevar la enfermedad”, ACCAMAR quiere lanzar un mensaje de esperanza porque, como es el caso de Pilar y Amparo, se puede vencer la enfermedad siguiendo una serie de pautas, pero sobre todo con el apoyo y el amor entre las personas.
Los trámites para la oficialización de la asociación no han sido fáciles, sobre todo en lo que respeta a Hacienda. De momento son seis mujeres al frente de la junta directiva, pero están abiertas a nuevas incorporaciones.
La última Carrera de la Mujer celebrada en Arcos contó con una simbólica fotografía, con nueve personas afectadas que tomaron parte en el evento deportivo como integrantes del Club Atletismo Ciudad de Arcos. Esa reunión deportiva fue en cierto modo el embrión de un proyecto asociativo que hoy por hoy es una realidad. Además, durante la buñolada celebrada en Navidad por la Asociación de Mujeres Beatriz Pacheco varias mujeres se asociaron y mostraron su interés por arropar esta iniciativa, lo cual agradecen profusamente desde ACCAMAR
“Esto tiene cura pero nunca tiene fin. El miedo existe, pero es muy importantes que nos apoyemos y nos demos ánimos”, concluye Pilar Guerrero esta primera toma de contacto de ACCAMAR con la sociedad arcense.