La Hermandad Andaluza de Jugadores Anónimos tiene ya presencia en Arcos al objeto de ayudar a las personas adictas a los juegos de azar. La parroquia de San Francisco le ha cedido dos locales de forma provisional para que el colectivo celebre sus reuniones; de una parte, con los afectados y, de otra, con los familiares de éstos.
Este domingo 22 de septiembre, entre las 10.30 y 12.00 horas, celebrará su primer encuentro, para lo cual abre sus puertas gratuita y altruistamente a todas las personas que tengan problemas con el juego y deseen recuperarse de su adición.
La metodología que sigue la asociación es prácticamente igual que la de Alcohólicos y Narcóticos Anónimos, es decir, un total de doce pasos para intentar abandonar este oscuro mundo. Para ello, la conversación y el intercambio de experiencias entre los enfermos es fundamental. De hecho, la Organización Mundial de la Salud considera la ludopatía o adición al juego desde 1982 como una enfermedad. Sin embargo, la sociedad encuentra en este problema un tabú que ciertamente no recibe el mismo tratamiento mediático. Como ejemplo, hoy por hoy está prohibida en las televisiones, radios y periódicos la publicidad directa sobre el consumo de tabaco y alcohol. Sin embargo, actualmente se sigue, e incluso con mayor intensidad, anunciando casas de juego, sorteos y otros.
“Una parte de la sociedad nos tacha de viciosos y no de enfermos”, explica Pepe, uno de los precursores de la Hermandad Andaluza de Jugadores Anónimos en la provincia de Cádiz y, en concreto, en Jerez. Pepe señala que la ludopatía va mucho más allá de las clásicas tragaperras, casas de apuesta o bingos, para afectar a las personas que, sin darse cuenta en muchos casos, hacen un uso abusivo del teléfono móvil y de los videojuegos. La asociación considera estos últimos conceptos como “La droga del siglo XXI”, para aludir especialmente a la juventud que parece no saber vivir sin estos dispositivos.
Además, la asociación se lamenta de las presuntas facilidades que la administración pública concede a las casas de juego o apuestas para su apertura al público; un negocio que genera 10.000 millones de euros anuales en el territorio español. “Es un negocio rentable y por eso le facilitan abrir los locales”, señala Pepe, quien llegó a la hermandad en 1999. Desde entonces se considera un enfermo en plena recuperación, pero por lo menos se somete a una rehabilitación y ayuda a los demás a entender que la vida en mucho más que suerte y un juego de azar.