Los embalses de la cuenca Guadalete-Barbate, a la que pertenecen los pantanos del término de Arcos, sufren la mitad de reservas de agua respecto a su media de los últimos diez años. Así, los embalses están en su generalidad al 36,22 por ciento con un total de 598 hectómetros cúbicos. La media de diez años se sitúa en el 63,76 por ciento, el equivalente a 1.052 hectómetros.
A fecha 29 de octubre, la cantidad de agua embalsada en el de Arcos es de 13 hectómetros cúbicos, encontrándose casi al cien por cien de su capacidad, una situación nada extraña porque el pantano local conserva una lámina fija de agua y actúa en este sentido como servidumbre del embalse de Bornos. Sin embargo, el pantano vecino acumula tan solo 44 hectómetros, un ridículo 22 por ciento que lo sitúa en sus peores niveles históricos, cuando su media de diez años supera el cincuenta por ciento.
En mejor situación, sin echar las campanas al vuelo, se encuentra el de Guadalcacín, el mayor de los embalses del término, que está ahora mismo al 39,75 por ciento de su capacidad al almacenar 318 hectómetros cúbicos. La medida de este embalse roza el 67 por ciento.
En términos parecidos está el pantano de Los Hurones, con 64 hectómetros cúbicos, lo que representa un 47,41 por ciento de su capacidad total.
Aunque los pantanos atraviesan uno de sus peores momentos históricos por la caída de las reservas de agua, a día de hoy las administraciones no han anunciado restricciones que afecten al riego de cultivos y al consumo humano. Pese a las últimas lluvias, las reservas no aumentan en un otoño que de momento está resultando raquítico en precipitaciones.