Algunos de los despedidos llevan toda su vida laboral dedicada a la construcción, lo único que saben hacer
“De la comarca de Antequera salen cada día entre 200 y 300 parados, que en su mayor parte pertenecen al sector de la construcción”. Son las palabras de desconsuelo y preocupación de Blas Pérez, un obrero de 42 años despido recientemente de la empresa de construcción para la que llevaba trabajando en Villanueva de la Concepción desde hace más de 18 años.
“Yo lo que mejor se hacer es esto, poner ladrillos y levantar edificios. No sé que va a ser de mí ahora”. Vecino de Antequera y residente de un populoso barrio de la ciudad, San Juan, Pérez no descarta volver al campo donde empezó sus inicios laborales como una alternativa a los problemas económicos que puede sufrir a partir de ahora. Y es que a pesar de que cuenta con casi dos años de paro, este profesional aspira a no agotar todo su desempleo, y seguir pagando con tranquilidad la hipoteca de 750 euros que debe desembolsar por la casa que se compró hace unos años en un anejo de Antequera, Los Llanos.
“Ahora voy a cobrar 900 euros en el desempleo, pero también tendré que comer y hacer mi vida con normalidad como antes, y si te pones a sumar las cuentas no salen”, continúo el vecino, que cada día acude a comer a casa de su madre para afrontar los primeros días de inactividad con un poco más de optimismo.
Situación similar vive Lorenzo Avilés. Ex empleado de la empresa Oaxaca, ha trabajado toda su vida como gruista. Hace apenas dos años decidió retonar desde Mallorca a Antequera, su ciudad natal, para disfrutar en un par de años de su jubilación. Ahora, en paro, no deja de echar currículums por las empresas.