El secretario general de COAG Andalucía, Miguel López, atiende a la llamada de INFORMACIÓN amablemente pero su tono se crispa conforme aborda las cuestiones que han llevado al campo a rebelarse.
Carga, en primer lugar, contra “la vergüenza del Gobierno francés, que cuestiona la calidad de los productos” de nuestra tierra, y apunta al presidente galo, Emmanuel Macron, como “punta de lanza del Pacto Verde” de la Unión Europea (UE) “que quiere hundir nuestro tejido productivo”.
López endurece su discurso especialmente al referirse a Bruselas. Por un lado, recuerda que la reforma de la PAC, primero con el PP en el Gobierno de España, y ahora con el PSOE, ha supuesto un recorte de 1.100 millones de euros para Andalucía. Ahora, la burocratización del proceso de producción con el cuaderno digital obligará a invertir a los productores lo que no tienen.
“Tanto registro y tanta parafernalia tienen un coste económico tremendo”, advierte, y propone con ironía “ponernos en la cabeza una cámara” si quieren garantizar el cumplimiento de las normas sanitarias y medioambientales. “Si hay normas, las cumplimos, somos productores, no delincuentes”, remarca.
De forma paralela, denuncia, la UE abre las puertas a productos de terceros países donde la legislación laboral es laxa y se utilizan fertilizantes prohibidos en los estados miembros. “Se juega con la salud de los consumidores”, agrega.
En el ámbito nacional, reclama el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria y la entrada en funcionamiento del Observatorio de Precios para garantizar la rentabilidad de la producción.
Y la ruina del sector, añade, se está viendo agravada, además, con la sequía. “Estamos asquerosamente desmoralizados, están en juego inversiones, patrimonio y empleos”, concluye.