En todo el país, añade el informe, se produjeron y utilizaron hasta 3.000 toneladas de grasa contaminada con dioxina destinada a la fabricación de piensos para animales.
El escándalo desatado esta semana en Alemania por el hallazgo de los piensos contaminados ha obligado a cerrar más de un millar de granjas avícolas y porcinas en todo el país y a sacrificar decenas de miles de animales.
El Instituto Federal de Evaluación de Riesgos emitió un comunicado en el que asegura que la contaminación con dioxinas en la comida para animales “no representa un riesgo para el consumo humano”.
La comisión parlamentaria también asegura que en ningún caso se vendió ninguna partida de grasas o piensos contaminados fuera de Alemania.
Los diputados alemanes responden así a la Comisión Europea, que pidió a las autoridades alemanas que verificaran si se han exportado huevos o carne contaminada a otros países de la Unión Europea (UE)
Los piensos afectados, entre 30.000 y 150.000 toneladas, se encuentran contaminados por dioxina en una proporción de entre el 2 y el 10%, según el informe de la comisión.
Uno de los 25 fabricantes de piensos en los que se ha detectado la contaminación de dioxina es Harles & Jentzsch, con sede social en el estado federado de Schleswig-Holstein.
En el caso de Harles & Jentzsh, según la Oficina Federal para la Defensa del Consumidor, el fabricante de piensos usó un aceite industrial de origen vegetal en sus productos, correctamente etiquetado como no comestible, procedente de la empresa holandesa Petrotec.
El Gobierno alemán y los estados federados afectados analizan ya si existen responsabilidades penales en la contaminación con dioxina.