El Listado Andaluz de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LAESPE), en el que se incluye el
Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas, recoge casi una treintena de ellas en
peligro de extinción. En concreto, la cifra se sitúa en 28 en un año histórico en el que una de ellas, el lince ibérico, ha salido de esa categoría y ha pasado a la de vulnerable.
La
mayor parte de las especies consideradas en peligro de extinción en tierras andaluzas son
aves. A esa clase pertenecen quince de las especies en esa situación.
De ellas, siete son aves de humedales e incluidas en el plan de recuperación y conservación destinado a las mismas: la garcilla cangrejera (
Ardeola ralloides); el avetoro común (
Botaurus stellaris); el porrón pardo (
Aythya nyroca); la cerceta pardilla (
Marmaronetta angustirostris); la malvasía cabeciblanca (
Oxyura leucocephala); la focha cornuda o moruna (
Fulica cristata); y el fumarel común (
Chlidonias niger).
Otras tres forman parte del plan destinado a las aves necrófagas. En este caso, las especies en peligro de extinguirse son el quebrantahuesos (
Gypaetus barbatus), el milano real (
Milvus milvus) y el alimoche común (
Neophron percnopterus).
Otras dos especies en peligro forman parte del plan destinado a las aves esteparias, como son el torillo (
Turnix sylvatica) y la avutarda común (
Otis tarda); mientras que para el águila imperial ibérica (
Aquila adalberti) existe un plan específico. En el caso de las dos restantes, que son aves migratorias con presencia en Andalucía, no hay un plan concreto: la cigüeña negra (
Ciconia nigra) y la pardela balear (
Puffinus mauretanicus).
Por su parte, el plan de recuperación y conservación de
peces e invertebrados epicontinentales incluye a otras ocho especies en Andalucía. Cinco de ellas son peces: el esturión (
Acipenser sturio), el jarabugo (
Anaecypris hispanica), la bogardilla (
Squalius palaciosi), el salinete o fartet atlántico (
Aphanius baeticus) y el fartet (
Aphanius iberus). Las otras dos son especies que habitan en ríos, una de ellas un pez, la lamprea marina (
Petromyzon marinus); otra es un insecto, la libélula (
Macromia splendens); y la tercera, un crustáceo, el cangrejo de río europeo o de patas blancas (
Austropotamobius pallipes).
El plan de protección y conservación de altas cumbres es al que están sujetas las dos especies de
mariposa amenazadas de extinción, la mariposa del puerto del lobo (
Agryades zullichi) y la niña de Sierra Nevada (
Polyommatus golgus).
Por último, las tres especies restantes no están integradas en un plan que englobe a varias especies, lo que no significa que no cuenten con protección: se trata de la lapa ferruginea (
Patella ferruginea), un
molusco gasterópodo; la tortuga mora (
Testudo graeca), único
reptil de la lista; y el único
mamífero en la misma situación, el murciélago patudo (
Myotis capaccinii).
A ellas se suman otras 54 especies que están consideradas como
vulnerables en Andalucía, entre ellas el lince ibérico, que a finales de junio dejó de estar clasificado como especie en peligro de extinción.
Además, hay otras 357 que, si bien no están incluidas en ninguna de las categorías anteriores, están sometidas a un Régimen de Protección Especial y forman parte del listado.
Plantas
Además de la fauna, el LAESPE incluye también la flora andaluza. A pesar de que en el caso de las plantas el listado es menos extenso, compuesto por 295 especies, sí recoge una mayor variedad de especies en peligro de extinción. Son un total de 68 las amenazadas a ese nivel.
Incluso hay cinco especies consideradas extintas. Dos de ellas pertenecen al plan de recuperación en altas cumbres, que son la
Tanacetum funkii y la
Viola biflora, ambas especies de flores. A estas se suman la subespecie multicolor de la
Elizaldia calycina, el
Galium tunetanum y el helecho canario (
Dryopteris guanchica). Otras 117 son consideradas vulnerables en lo que respecta a su conservación.