El biólogo marino experto en medusas del Instituto Español de Oceanografía Ignacio Franco prevé que las carabelas portuguesas o 'phyisalia physalis' que desde este lunes han obligado a cerrar varias playas de Cádiz capital continúen llegando a la zona mientras haya vientos de componente oeste o suroeste, ya que este tipo de hidrozoo, que científicamente no se considera una medusa, se mueve por el viento.
En declaraciones a Europa Press, Franco ha explicado así que hay una "gran mancha" de ejemplares en Canarias que podrá llegar a las costas atlánticas del entorno del Estrecho dependiendo de la dinámica del viento y no de las mareas.
Franco ha dicho que la red alerta de medusas del IEO constata que cada año hay más carabelas portuguesas en el Atlántico, que, si bien en años anteriores llegaron a las costas del Estrecho sobre el mes de febrero, éste lo han hecho más tarde. De este modo, si lo habitual es que las que entran al Mediterráneo lleguen a las costas de Murcia sobre el mes de mayo, este año se prevé que lo hagan más adelante.
El experto ha recordado que la picadura de la carabela es mucho más dolorosa que la de otras medusas y produce lesiones cutáneas, mareos, vómitos o taquicardias, lo que produce una fuerte alarma a los afectados, que suelen precisar atención hospitalaria. Sin embargo, ha indicado que es "excesivo" que se la califique de "medusa asesina" porque, tal y como recoge un estudio científico realizado, en 110 años ha causado cuatro muertes en todo el mundo.
"Sólo en Madrid debe haber más muertes por picadura de abeja cada año", ha dicho Franco, que, en cualquier caso recomienda extremar las precauciones ya que estos ejemplares tienen unos tentáculos muy largos, que pueden alcanzar fácilmente los 15 metros, y los bañistas pueden creer que están suficientemente alejados de la carabela y no ser así.
En cuanto a los dispositivos para gestionar su llegada a las playas, Franco ha puesto como ejemplo lo realizado en los meses de verano de años anteriores en las costas del Cantábrico, que consistía en que por las mañanas se retiraban de las playas los ejemplares llegados a la arena y se acompañaba con patrullas desde embarcaciones en el mar.
Preguntado por las barreras a modo de redes que se colocan en algunas playas, Franco ha dicho que funcionan "relativamente bien" en zonas sin oleaje, como el Mar Menor o alguna cala, pero no son una solución para zonas con oleaje porque, movidos por las olas, los ejemplares "saltan la red o se fragmentan, lo que es aún peor".