El chiringuito El Potito forecía a última hora de la tarde un aspecto totalmente desolador después de sufrir la pleamar de la madrugada del jueves y la siguiente pleamar de las tres de la tarde. El agua y la arena camparon a sus anchas a pesar de los intentos del personal del chiringuito por evitar los destrozos.
Esta fue la instalación que hace semanas intentaba colocar el chiringuito sobre pilotes para evitar dichos destrozos a consecuencia de las altas mareas del invierno. La intención era que el agua pasara por debajo del chiringuito, igual que ocurre en otros municipios de la provincia, como es el caso de Chiclana.
Para el propietario de la instalación las imágenes valen más que cualquier otra manifestación.