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Lo niego todo, incluso la verdad

Del año viejo al nuevo, siempre merece la pena retener el carácter introspectivo de las mañanas en blanco que suceden a celebraciones tan tradicionalmente...

Publicado: 09/01/2022 ·
21:29
· Actualizado: 09/01/2022 · 21:29
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  • Ilustración de la revista 'Salud con lupa' sobre el Covid-19. -
Autor

Manuel Expósito

Director general de Gestión de Medios Jiennenses

Expositor

El blog Expositor se centra en la crónica política de la semana en Jaén y provincia

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Del año viejo al nuevo, siempre merece la pena retener el carácter introspectivo de las mañanas en blanco que suceden a celebraciones tan tradicionalmente impostadas, el análisis riguroso de una realidad colectiva impregnada de naftalina y cocaína, en cantidades industriales, contra la nostalgia apolillada y el desdeñoso bucle de la cotidianeidad. A riesgo de tropiezos, desengaños y perder –gota a gota- las certezas de la vida que llevábamos, ya de casi todo terminaremos inmunizados. De esta fatigosa pandemia de coronavirus, pues, cabría extraer una postrera e impagable lección sociológica de fe irreparablemente dañada: el negacionismo, como la venta al por mayor de humo, el cuñadismo superchero o la futurología de primeros auxilios, no nace, se hace, hasta convertirse en el opio del pueblo. No teníamos bastante con el miedo que comportaba la inseguridad de no saber si mañana mismo estaríamos ingresados en un hospital o nos habríamos quedado sin un trozo de pan que dar a nuestros hijos, para que tuviéramos que soportar –inri que erre, toma que dale- el desayunarnos a diario con un indigerible menú basado en la conspiranoia. Y lo peor. Si, en el ejercicio de la profesión periodística, no te sumas propalando sus demenciales infundios y sospechas, sus llamadas virales a la rebelión anti-vacunas, anti-mascarillas, anti-distancia social, eres ejemplo palmario de alienación y adoctrinamiento. Esta suerte de anti-intelectualismo, adanista y tecnofóbico, que hunde sus raíces en la desconfianza en las instituciones, amenaza seriamente la salud pública. La penúltima. El disparate de 2020, en la génesis del movimiento negacionista, presentando la vacunación como pretexto para implantar a la población mundial microchips, se  torna hoy en vaticinio cumplido al poner en el foco el nanobot ideado por una empresa sueca que sirve de pasaporte covid.

La estratagema desinformativa, en cualquier ámbito, siempre resultó rentable en términos mercadotécnicos: sondeos a la carta, opinión pública maleable, igual para un roto de audiencia que para un descosido en venta de bienes de consumo. El fin electoral/crematístico justifica los medios: media verdad o mentira, pura, dura y podrida. “El paro cae por debajo de los niveles previos a la pandemia y se sitúa en tasas del boom inmobiliario”. Némesis de reacción automática. ¿Y qué me dice, el gobierno socialcomunista, del IPC? ¿por qué no habla de la inflación disparada? ¿o del coste de la luz? ¿y todos los ERTEs que desembocarán, en breve, irremisiblemente, en destrucción de empleo? ¿y la inaplazable devolución de créditos a partir de marzo? ¿y lo que te rondaré, morena? Cuanto peor, mejor. Cuanto mejor, mayor capacidad para hurgar en heridas abiertas. En ello consiste el juego del ilusionismo político. No es tanto lo que seas, o cómo estés, sino lo que parezcas/aparentes, aunque sea engañosamente. Año electoral. Los comicios autonómicos del 13 de febrero en Castilla y León marcarán en las urnas la tendencia demoscópica ascendente de Vox, valor reconcentrado al alza del populismo millanastraísta, un antecedente fresco, espejo en el que mirarse, para el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. Sea en junio o en octubre, la reválida para el gobierno del cambio está servida. #elcambiofunciona: el 1 de enero entró en vigor en la región la anunciada bajada de impuestos… La PAC que está por llegar solivianta al campo jiennense. Frente al Plan Estratégico de Luis Planas, que el Consejo de Ministros aprobó y remitirá sin más dilación a Bruselas, pese a estar en fase de información pública y alegaciones hasta el 4 de febrero, organizaciones agrarias como Asaja plantan batalla: “Una imposición que daña a los agricultores y ganaderos. Tras tres años de negociaciones, la PAC contempla menos ayudas y unos requerimientos ambientales de los que se desconoce el impacto que tendrán sobre los que trabajan en el campo, rompe con las regiones productivas y elimina el pago verde, con la clara intención de trasladar fondos de Jaén a otras zonas de España”.

La variante Ómicron, disfrazada durante la pasada Navidad de Papá Nöel y Reyes Magos, chimenea abajo, expandió exponencialmente los contagios. Nunca hasta ahora la incidencia acumulada alcanzó tal magnitud. El rastreo de los contactos estrechos de los positivos ahonda en el desbarajuste. Ya volvemos a tener más de un centenar de paisanos encamados en los hospitales de la provincia por culpa de la pandemia. El año nuevo epidemiológico se antoja remedo del viejo, eso sí, con menos saña y más antígeno. Gracias al idealismo de un equipo de microbiólogos, la esperanza acaba de nacer en Texas, en un portal de belén  alejado –por descontado- de la codicia de las multinacionales farmacéuticas. Corbevax, la vacuna para los países pobres, libre de patentes y a bajo coste. ¿Ven? Pues claro que hay motivo para seguir combatiendo los oscuros intereses del poder, pero sin caer en la delirante negación de la evidencia.

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