Un filme, presentado fuera de concurso, que no descubre nada del realizador neoyorquino pero que permite seguir confiando en un cine artesanal, con buenos diálogos y alguna escena brillante.
Y que a pesar de su ironía y de su parodia, o precisamente por eso, le ha salido triste a Allen, tanto que el director estaba “muy preocupado” por que a la gente no le gustara esa tristeza, según cuenta en una entrevista con un grupo de medios españoles, entre ellos Efe.
“Todos los personajes están perdidos” y sólo los dos que se podría considerar como locos, logran ser felices.
Mezcla de personajes y de relaciones entre ellos, como muchas de sus películas, You will meet a tall dark stranger cuenta la historia de un matrimonio que se divorcia –Anthony Hopkins y Gemma Jones–, de la hija de ellos –Naomi Watts– envuelta en una relación complicada con su marido –Josh Brolin– y con su jefe –Antonio Banderas–.
Y de cómo el marido de la hija busca consuelo en otra mujer, mientras que su esposa no lo logra. Y en medio, un escritor fracasado –el marido–, un libro robado y mucho arte.
Un esquema narrativo que se ha repetido mucho en las películas de Allen, que siempre se basa en los problemas entre hombres y mujeres porque son los que permanecen.
“Siento que la vida es algo inestable y amenazador, con gente que busca algo desesperadamente, como la religión. Creen que tiene que haber algún significado, algún cielo, alguna recompensa”, reflexiona el realizador.
En Estados Unidos, explica, la gente está desesperada por una nueva religión, que es la medicina alternativa, o por la aromaterapia o por los alimentos saludables. “Es absurdo y sin sentido”.
“La gente está desesperada por algo a lo que agarrarse” y para ese tipo de personas recurrir a un clarividente es a veces lo mejor.
Eso es lo que le pasa a dos de los personajes de su película, dos locos que creen en sus vidas pasadas y que probablemente sean los más felices de la galería que Allen muestra en You will meet a tall dark stranger.
Un título (literalmente, Encontrarás a un desconocido alto y moreno) que parodia la frase típica que dicen los adivinadores a las mujeres que acuden en busca de esperanza y de compañía en la mayoría de los casos.
Pero que en opinión de Allen puede tener otro significado, mucho más tétrico.
“Es un símbolo de la mortalidad”, explica muy serio el director. “Antes o después alguien va a golpear en tu puerta y es un tipo alto y extraño que te quiere llevar con él”.
¿Y si no estás en casa?, le preguntan a Allen. “Si no estás en casa, te busca”, contesta entre las risas de los periodistas.
Un tema el de la búsqueda de la felicidad, que siempre ha buscado y explorado.
Hay directores que están interesados en asuntos de actualidad, como es el caso de Oliver Stone, “pero yo nunca he estado interesado en este tipo de historias como director. Prefiero los temas que entran en un área más filosófico por accidente”.
Sobre todo, en ver “cómo en el cuerpo, en el corazón, hay una razón que te impulsa a vivir. Debe de haber una razón para ello. Intento buscar una respuesta”. Y es algo difícil para él, que se define como “demasiado científico”.
“Me gustaría levantarme un día y engañarme a mí mismo. Acudir a alguien que me diera las respuestas mágicas”, dice.