A cualquiera que pase por la calle Veracruz una mañana cualquiera entresemana le costará creer que se encuentra en una calle semipeatonal. Verá los grandes maceteros colocados a lo largo ambas aceras, pero también verá, a buen seguro, una fila de coches en la margen izquierda –y a veces también alguno que otro en la derecha– ocupando todo aquel espacio de la calle donde no hay bolardos o cocheras, y a menudo también donde las hay.
En diciembre de 2020, el Ayuntamiento optó por la semipeatonalización de esta vía, así como de la aledaña calle Angustias. En aquel momento, el alcalde, Marino Aguilera, señalaba que la actuación se encuadraba “dentro de la idea del equipo de gobierno de recuperar espacio para el peatón en el centro de la localidad”, asegurando que “hace tiempo se abordó una semipeatonalización, se adecuaron las calles a piso único, pero no se llegó a rematar, creemos que por falta de valentía política para prohibir los aparcamientos”.
Tres años después, esta pretendida ganancia de espacio para el peatón queda en entredicho, especialmente en horario de mañana, cuando más necesaria es, especialmente por la presencia de la oficina de Correos, casi siempre muy concurrida, y por ser cuando más afluencia tienen los escasos establecimientos que han quedado en la zona. Incluso llega a crearse el efecto contrario, ya que al ser la acera derecha la que se encuentra más exenta de maceteros, y al estar frecuentemente ocupada la otra acera por vehículos estacionados, es frecuente que los coches que pasan por la calle invadan parte de la acera, restando espacio de circulación al peatón con el consiguiente riesgo añadido.
Para Juan de Dios Serrano, presidente de la Asociación de Empresarios y Comerciantes DeAlcalá: “La semipeatonalización ha tenido beneficio para el peatón y también algo para los negocios. El principal problema que tenemos es la circulación. La semipeatonalización no se ha hecho debidamente. Por ejemplo, los maceteros se dice que se colocan para permitir que puedan pasar por detrás las sillas de ruedas, pero las sillas de ruedas no pasan. Encima, estos maceteros obligan a hacer zigzag cuando se circula. A veces, simplemente con las colas que se forman en Correos, se crean tapones. El problema está sobre todo por las mañanas. El planteamiento puede ser bueno, pero necesitamos un plan de recirculación para toda la zona. Habría que peatonalizar bien, con unos horarios adecuados, y también con un control adecuado por parte de la Policía Local”.
La experiencia de estos tres años muestra un dudoso cumplimiento del objetivo sobre el que se concibió la medida, enfocado esencialmente al peatón, problema que incluso puede verse ahora acrecentado cuando próximamente se inicien las obras de rehabilitación y remodelación en la Casa de Fernando de Tapia.
