El Unicaja Málaga logró este pasado martes ante Le Mans su cuarta victoria de forma consecutiva. Pese a que es cierto que el juego del equipo no fue el más brillante, cada vez quedan más atrás los fantasmas que llegaron tras las tres derrotas consecutivas.
Todavía hay cosas que mejorar, como el propio Ibon Navarro señaló tras el triunfo ante los franceses: "La afición esperaba ver una mejor versión. Hay veces que el equipo juega peor y gana, como hoy. Hay veces que pierdes y no te vas enfadado porque el equipo está trabajando y haciéndolo bien". Más allá, lo que parece claro es que este equipo no se arrastrará por los parqués de España y Europa.
Esta mejoría se debe en buena parte a la mejora en el juego interior del equipo. Ejemplo de ello es David Kravish. El pívot cada vez va a más y en los dos últimos partidos ha sido elegido como MVP.
Más allá de juego y sensaciones, si nos ceñimos a la fría y calculadora estadística, este inicio de temporada va muy en consonancia con el de una temporada pasada en la que el cuadro de Los Guindos ganó la Copa del Rey, llegó a la Final Four de la BCL y a las semifinales de la Liga Endesa.
Si echamos la vista atrás un año, concretamente al 23 de octubre de 2022, aquel día el Unicaja perdió en casa del Joventut por 74-65. Era la tercera derrota del equipo tras nueve partidos disputados entre BCL y Liga Endesa.
En comparación, el triunfo ante Le Mans supuso el sexto contando estas dos competiciones. En el apartado de derrotas, también hay que contabilizar tres, las que llegaron de forma consecutiva ante Zaragoza, Valencia Basket y Gran Canaria.
Además, las sensaciones son similares. Al igual que la plantilla de la 22-23, esta también es irregular por momentos y da la sensación de que puede (y debe) ir a más. Solo el tiempo dirá si se puede reeditar la consecución de algún título, aunque desde luego la situación invita a ello.