Diego Valencia, el sacristán asesinado por el presunto yihadista Yassine Kanja el 25 de enero pasado en la plaza Alta en el trágico atentado contra las iglesias en Algeciras; y Antonio Rodríguez Lucena, el sacerdote de la iglesia de San Isidro atacado y herido gravemente por el supuesto terrorista ese mismo día y que falleció de una larga enfermedad meses después, serán condecorados el próximo 12 de noviembre por el Obispado de Cádiz y Ceuta en coincidencia con el Día de la Iglesia Diocesana.
Valencia y Rodríguez Lucena recibirán a título póstumo la Medalla Pro Ecclesia Gadicense et Septense. Esta distinción, que se presentó en el marco del Año Jubilar por el 750º Aniversario del Traslado de la Sede de Medina Sidonia a Cádiz y el 600º de la creación de la diócesis de Ceuta, reconocen la dedicación de personas de nuestra diócesis en favor de la Iglesia en ámbitos como la cooperación en la misión evangelizadora, la atención a la comunidad parroquial, la caridad o el desarrollo de iniciativas pastorales.
Con respecto a Rodríguez Lucena, desde el Obispado mencionaron que, a lo largo de su dilatado ministerio, desarrolló su labor pastoral en diversas localidades de las provincias de Sevilla, Badajoz y Cádiz. A raíz del atentado que sufrió en enero de este año, se le detectó un cáncer, que provocó que su salud fuese menguando, aunque no así su ministerio presbiteral y su atención a la parroquia.
En lo que se refiere a Diego Valencia, mencionaron que “durante sus últimos años, prestó servicio como sacristán en la parroquia de Ntra. Sra. de la Palma, realizando una labor ejemplar de cuidado del templo, y de servicio a la comunidad y a toda persona que necesitaba algo de la parroquia. También seguía ayudando a los vecinos de su barrio, procurándoles alimentos y ropa. Todo ello, hizo de Diego una persona muy popular y querida en Algeciras”.
Además de Valencia y Rodríguez Lucena, serán galardonados también otros cuatro representantes del Campo de Gibraltar, no necesariamente nacidos en la zona sino afincados o que realizan sus funciones en la misma. Es el caso de Eduardo Abadía Tenorio, a quien se conoce como el apóstol de los musulmanes, quien visita semanalmente diversos módulos del Centro Penitenciario de Botafuegos, donde desarrolla labores de acompañamiento, catequesis y animación de las celebraciones; Fermín Leiva, de la comunidad parroquial del Corpus Christi, y que también realiza labores pastorales en la prisión; y Juan Vivas, navido en Ceuta pero reside hace muchos años en Algeciras, siendo catequista y director del Coro de Santa María del Saladillo, además de realizar funciones pastorales en la prisión y pertenecer al Secretariado Diocesano de Oración. Además, se premiará a Encarnación Chica, nacida en Jaén, 20 años docente de la Escuela de Magisterio de La Línea y miembro de la Institución Teresana, donde “se ha distinguido siempre por el sentido cristiano y apostólico de su labor docente”, indican desde el Obispado.
Jesús Costa y Carmen Pemán recibirán también la medalla por labores realizadas en la provincia de Cádiz.
