Una barra de pan sirve para muchas recetas, según lo que se busque. Desde un sencillo bocadillo a unas migas. Pero en tiempos de cuaresma y Semana Santa, hay una elaboración que se erige por encima del resto y que hace las delicias de pequeños y mayores: las torrijas.
Existen muchos tiempos de torrija, según el gusto de cada uno. Auténticas piruetas culinarias que aprovechan las recetas más tradicionales y las mezclan con otros conceptos para conseguir creaciones de repostería inconcebibles otrora.
Sin embargo, en este caso, nos vamos a centrar en las de toda la vida y haciéndolas donde toda la vida: en casa.
En la de Ana Vega, desde siempre las han preparado con miel, usando una receta que ha pasado ya por, al menos, cuatro generaciones. La preparación es bastante sencilla a priori: cortar rebanadas de pan, mojarlas bien en leche con canela, escurrilas un poco, ponerlas en la sartén para que se frían en abundante aceite y, una vez doradas y escurrido el aceite, pasarlas por un cazo con miel derretida para darle esa jugosidad adicional.
Aunque la receta no es especialmente intrincada, tiene detalles que conviene tener en cuenta siempre. "El aceite debe estar bien caliente y luego bajarlo, si no se tuestan demasiado y quedan duras", aclara Ana, que extiende el comentario hacia la miel, para que impregne bien el pan. Si algo negativo tiene elaborar este dulce es que la cocina queda "entera pringada", aunque el sabor del producto final hace que merezca la pena.
Por su parte, en la familia de Carmen Bachot, las torrijas se han preparado con azúcar. Esta receta, que también viene de años atrás, incluye un par de modificaciones respecto a la anterior. Paso a paso sería: mojar las rebanadas en leche, una vez escurridas pasarlas por huevo, freirlas en la sartén con bastante aceite y, tras dejarla escurrir un poco pero estando aún calientes, emborrizarlas en azúcar con canela.
Carmen pone el foco en el último paso, ya que de ello dependerá que las torrijas queden bien jugosas. "Tienen que estar calientes para que absorvan bien el azúcar", apunta.
No conviene pasarse con los dulces, pero esta época del año es ideal para darse el capricho de comer, cada uno la que prefiera, unas buenas torrijas.