El pasado domingo, el Teatro Alameda de Tarifa se convirtió en el escenario de un evento inolvidable para los tarifeños: el enérgico y apasionado pregón de Rafael Cazalla Urbano. Este destacado hijo de Tarifa, profundamente arraigado en su tierra y sus tradiciones, ofreció un discurso que resonó en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de presenciarlo, resaltando la rica identidad, conocimiento y fe que caracterizan la Semana Santa tarifeña.
Acompañado en el escenario por el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, David Robles, el alcalde José Antonio Santos, el concejal de cultura, Nacho Trujillo y el historiador Juan Antonio Patrón, Cazalla desplegó un relato emotivo que comenzó con un sentido homenaje a su padre, quien le transmitió los valores cristianos y la devoción por esta arraigada tradición. Desde ese punto de partida personal, el pregón se convirtió en un viaje sensorial a través de los momentos más emblemáticos de la Semana Santa tarifeña.
Con su experiencia como historiador y experto en patrimonio cultural, Cazalla subrayó la importancia de comprender el mensaje evangélico detrás de cada iconografía, invitando a la audiencia a sumergirse en la celebración del Domingo de Ramos y a contemplar la gloriosa Resurrección con nuevos ojos.
Pero el pregón fue más que un relato histórico; fue un sincero tributo a las generaciones pasadas que contribuyeron al esplendor de la Semana Santa de Tarifa. Cazalla instó a preservar lo auténtico, rechazando la mera imitación de otras ciudades y destacando la identidad única de Tarifa. Con orgullo, proclamó: "Si en Sevilla alardean de la Virgen de los Reyes, aquí en Tarifa tenemos a la de la Luz, la que más altares tiene", resonando con fuerza en el corazón de cada tarifeño presente.
Pero el pregón no solo evocó la solemnidad y la devoción, sino también la camaradería y el sacrificio que caracterizan a esta celebración. Cazalla recordó las noches de ensayo en cuaresma y con levante, donde cada esfuerzo se ve recompensado con momentos de fraternidad y, por supuesto, con una refrescante "cervecita". Aunque lamentó no haber sido costalero, expresó su profundo respeto por aquellos que cargan con el peso de la cruz, entendiendo que cada kilo lleva consigo dolor, sacrificio y un arte especial al caminar.
El pregón también fue un tributo a la diversidad de estilos de carga que caracterizan a cada hermandad y cofradía en Tarifa. Desde El Huerto con sus costales hasta Nazareno con su distintiva zancada, cada una aporta su propia idiosincrasia, engrandeciendo la Semana Santa.
Presentado como un hombre de fe, un devoto cofrade y un erudito del arte, Rafael Cazalla Urbano dejó una huella imborrable en el corazón de los tarifeños. Su discurso emotivo marcó el inicio de una semana que promete ser mucho más que una mera expresión de religiosidad, sino un reflejo profundo de la identidad y la devoción de una población unida en la celebración de su fe.
