El sector de los agentes de aduana está preocupado por el impacto que puede tener en este tejido empresarial la desaparición de la Verja como parte de las negociaciones sobre la situación de Gibraltar en la Unión Europea, el cual cifran en hasta 600 trabajadores despedidos.
"No podemos ir en contra del futuro ni de las nuevas tendencias de las relaciones entre Gibraltar y España", expresa Antonio Varela, presidente del colegio de agentes de aduanas de Algeciras y La Línea, respecto a las negociaciones. "Lo que necesitamos es información para saber qué hacer", expresa con preocupación.
La industria aduanera no quita ojo al progreso de las negociaciones, especialmente si se confirma que la aduana que se encuentra entre Gibraltar y La Línea acabará desapareciendo. Según Varela, entre 50 y 60 empresas podrían verse abocadas al cierre, llevándose por delante los puestos de trabajo de "entre 500 y 600 trabajadores" que "automáticamente van a ser despedidos" cuando entre el futurible régimen fronterizo. "Nuestra actividad es la agencia de aduanas, la logística y el transporte con una frontera por medio, la de La Línea", recuerda.
Los agentes de aduana demandan que el Gobierno de España les informe sobre el avance de las reuniones para conocer qué circunstancias concretas y se manejan y en qué plazos. "No se puede hablar de secretismo y de que ya se nos dirá cuando dependen muchas personas de esta actividad", apunta Valera. "Lo que pedimos es información, que se nos diga la verdad, lo que va a pasar y los plazos, no nos valen semanas o meses o si la comisión se va a reunir", señala molesto.
Según el presidente del colegio local, la desaparición de la aduana no solo afectará a los operadores españoles, sino también a los funcionarios que la protegen y a los agentes aduaneros gibraltareños, de ahí que pidan "medidas de ayuda o incentivos" para poder seguir trabajando, aunque adapten parcialmente en el enfoque empresarial.
"Hay colegas que llevan aquí desde el primer día llevando y trayendo mercancías para el Campo de Gibraltar y eso sí que era una prosperidad compartida", rememora Varela. A su modo de ver, lo que se pretende es "destruir un tejido industrial" que, si es necesario, "habrá que hacerlo como cuando se quitaron las fronteras con la Unión Europea en los años 80".
La traslación de la frontera y la aduana Schengen al puerto y el aeropuerto gibraltareño no parece sobre el papel un alivio para los operadores, al no ser el tipo de logística que trabajan principalmente. "Tendría igualmente un impacto fuerte, porque somos de aduana terrestre", comenta. Varela incide en que ese cambio implicaría instalar un Punto de Control Fronterizo semejante al de Algeciras en el Peñón, además de tratar aspectos como fiscalidad. El representante aduanero protesta por la falta de "claridad", ya que valora la posibilidad de "colaborar con los compañeros de Gibraltar", aunque "nadie sabe nada".
"¿Qué hacemos? ¿Invertimos o no? ¿Nos cambiamos de actividad?", se preguntan los agentes aduaneros ante una cuestión que, por el momento, no tiene respuesta.
