—Desde su experiencia en la gestión, y viendo las cosas con la perspectiva que da la experiencia, ¿qué soluciones tomarían ante la actual situación?
—Juan Manuel Armario: El ayuntamiento, y digamos, la responsabilidad municipal ha cambiado una barbaridad desde mi época, y especialmente, desde la época de Jesús. Esto ha crecido sin control alguno, y yo creo que en situaciones como la actual hay que tomar medidas de bastante rigor. Hoy día el ayuntamiento está ofreciendo unos servicios sociales, culturales, sanitarios o educativos sobre los que no tiene competencia alguna. Está claro que hay que ofrecer estos servicios, pero el gran problema es el gasto sin apenas ingresos. Creo que al que le toque gobernar tiene una tarea ardua y difícil. Por eso pienso que hacen falta más medidas de control presupuestario y de control del gasto. Y también de cercanía con la ciudadanía, porque veo que el político está más pendiente del titular, de la foto y de los medios de comunicación que del día a día. Cuando dejas la política ves las cosas de otra forma, con otra perspectiva, de forma más sencilla.
—Jesús Ruiz: Coincido en que es necesario mayor control presupuestario y mayor austeridad, no solamente en el Ayuntamiento de Arcos, sino en todos los ayuntamientos y en todas las instituciones públicas en general. Además de eso, desde el Gobierno de la Nación y desde la Junta de Andalucía se debería hacer un esfuerzo para dotar a los ayuntamientos de los recursos económicos necesarios para que cumplan con las funciones que son de su competencia. Los ayuntamientos han venido asumiendo competencias que no les corresponden, asumiendo un coste bastante elevado. Desde 1979 los ayuntamientos han crecido desmesuradamente dotándose de servicios que a todos hoy nos parecen básicos y esenciales de los que se carecía hasta entonces (urbanismo, servicios sociales, cultura, deportes…) que requiere personal y recursos económicos sobre los que los ayuntamientos no han obtenido medios necesarios para poder atender las demandas de los ciudadanos. No hay que olvidar que para el habitante de un municipio la institución más próxima y a la que más fácil es recurrir es al ayuntamiento, donde el alcalde y los concejales, como políticos a pie de calle, se ven en la obligación de atender a sus vecinos y sus demandas.
—Como consecuencia de la crisis económica parece que los dos grandes partidos atraviesan una crisis de ideas en la que no saben a dónde dirigirse para resolver la actual situación. ¿Es porque el sistema actual está caduco?
—Juan Manuel Armario: En mi opinión, ahora que estoy fuera de la política aunque sigo siendo político, hay dos grandes debates a los que responder: uno, al que se refería antes Jesús, que es delimitar perfectamente las competencias y dotarles a cada una de liquidez, porque hasta que no se resuelva esta situación los ayuntamientos estarán ahí como un maremagnum, puesto que las administraciones superiores juegan con los deseos de los alcaldes. En muchas ocasiones es un regateo, yo te doy tanto, si tú pones tanto. Eso hay que delimitarlo bien. (En este momento, interviene Jesús Ruiz para denominarlas "subvenciones envenenadas"). El segundo gran debate actual yo creo que tiene que estar basado en un gran pacto de Estado para muchísimos temas. Hoy día, se tiran unos a otros los tejos y no se resuelven los problemas. España tiene una elección cada año, y así es muy complicado resolver los problemas. ¿Quién le pone el cascabel al gato? El sistema actual, tal y como se ha demostrado con la crisis, nos lleva a una situación difícil, tarde o temprano llegaremos a ver el fondo. Ya los ayuntamientos, el Estado, las comunidades autónomas están teniendo problemas. Por eso creo que tiene que haber un debate serio donde los dos grandes partidos lleguen a acuerdos. No sólo en terrorismo, sino en otros temas fundamentales como fiscales, sanidad, educación, finanzas o empleo. Y también en corrupción, donde debería instaurarse un código ético. Aquí no vale todo. La gente está cansada, nadie pone pie en pared. La palabra sería seriedad y nuevos aires. Yo soy de la idea, y más cuando lo he vivido, de ocho años y a la calle, desde alcaldes, senadores, diputados, todos. Que nadie puede decir yo valgo más que nadie o que yo sirvo. Aires frescos porque es necesario.
—Jesús Ruiz: En la sociedad española actual hay un hartazgo de la política. Por muchas y variadas razones en contrapunto con esa efervescencia que se está viviendo en otros países hasta ahora alejados de la vida democrática. Creo que todo esto viene porque el ciudadano se da cuenta de que los políticos de hoy tienen escaso poder de decisión. Estamos en un mundo globalizado donde un gobierno difícilmente puede actuar de manera autónoma. Depende las decisiones y vaivenes que se adopten en otros ámbitos, llámese Fondo Monetario Internacional, llámese Unión Europea, o llámese de otra forma. Hemos pasado de una etapa de vivencia política plena, del ciudadano interesado en los asuntos de estado, de su comunidad y de su ayuntamiento, una época de grandes liderazgos a distintos niveles, a otra etapa más anodina y más burocrática. Uno de las labores fundamentales, como señalaba antes Juan Manuel, es el contacto con el ciudadano, individual y colectivamente. El gestor municipal debe conocer a las asociaciones de vecinos, a las distintas entidades y también con el ciudadano uno por uno. Eso, en buena medida, se está perdiendo en los ayuntamientos, por lo que no existe esa cercanía necesaria para que el político capte cuál es el sentir, la preocupación del ciudadano.
—¿Qué entienden ustedes por política? ¿De qué manera podrían ayudar actualmente?
—Jesús Ruiz: La política debe entenderse como un servicio al ciudadano. No tiene otro sentido. Los políticos están muy denostados, pero no se tiene en cuenta cuantas personas, en lo mejor de su vida, han dedicado horas incontables a servir a la ciudadanía. Un político no tiene vacaciones, abandona sus actividades profesionales, pasa poco tiempo con su la familia, se dedica en cuerpo y alma a buscar soluciones a los problemas de la institución de la que esté al frente. Una actitud común al 99,9% de los políticos. Llega ya un momento en que los políticos o se cansan, o tienen problemas internos en sus partidos, o los que vienen detrás empujan para los que ya tienen una experiencia se retiren y nos vamos, como en el caso de Juan Manuel y el mío, sin ninguna necesidad de volver. Ya nos hemos aclimatado a otra manera de vivir. Yo siempre diré que bastante mérito tiene y bastante valentía el que se presenta en una lista ante la situación tan difícil que atraviesan los ayuntamientos y ante el descrédito general". Desde mi situación actual, ya retirado, siempre estaré dispuesto a aportar mi experiencia, mi opinión sobre determinados temas, pero ya sin la incidencia, sin la fuerza y sin el peso del tiempo en que estábamos en las instituciones.
— Juan Manuel Armario: Comparto prácticamente la opinión de Jesús. No sólo valoro a una persona que se presenta en una lista electoral en este momento, sino siempre que va. La vida política te viene en un momento de juventud, en el que tienes una fuerza interna con la que eres capaz de romper con todos los esquemas tradicionales, conservadores. En nuestra época, dar el salto a la política suponía enfrentarte a tu familia, a tus amigos, a tu gente cercana. Significaba dar un paso muy importante. Hoy ya es otra cosa. Meterse en política, cuando puedes vivir la vida de otra forma, para mí merece un aplauso. Desde fuera, posiblemente te quieran escuchar o no te quieran escuchar, nosotros siempre vamos a estar dispuestos a dar nuestra opinión, pero ya son otras formas de ver la política a nuestro tiempo.
—En la actualidad, entre la ciudadanía, hay una percepción negativa sobre los políticos ¿que le dirían a aquellos que piensan que se utiliza la política para su propio beneficio?
—Juan Manuel Armario: En todos los partidos habrá siempre personas que se salgan de la línea de la responsabilidad y de la honestidad. Pero la inmensa mayoría de los políticos están en política por ejercer una profesión muy digna y por dar todo lo que sea por mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Yo lo he vivido así. Que en un saco de garbanzos te encuentres un garbanzo negro no quiere decir que todos los garbanzos estén malos. Sería injusto decir que todos son malos. Ahí los dos grandes partidos deberían ser más rigurosos. Hace falta un pacto de Estado, porque hay está la base del desencanto actual de la gente. Y voy más allá, los medios de comunicación también tienen una responsabilidad enorme. En España hay dos bandos, trasladados a los medios. En mi opinión, esto huele a rancio, uno se tiene que informar y ser lo más coherente posible con sus ideas.
—Jesús Ruiz: Cuando alguien habla de políticos siempre se piensa en las personas que están en el Gobierno, nadie habla de aquellos que no estaban en ninguna institución, solo buscando un cambio para conseguir la democracia. O los que estaban en la oposición en los ayuntamientos. Aquí nos encontramos dos personas que tuvimos en nuestro momento importantes responsabilidades políticas durante un tiempo. Luego volvimos a nuestras respectivas profesiones sin ningún problema, sin que necesitáramos agarrarnos a las ubres del poder para desarrollar nuestros propios conocimientos profesionales. A mí me preocupa más el que se mete en política sin formación, y está un buen montón de años. Cuándo termina, ¿a dónde va?, ¿a qué se dedica? Me produce preocupación. Sin embargo, la generación de políticos que yo he conocido, con escasísimas excepciones, han sido personas dedicadas a mejorar las condiciones de vida del ciudadano, a mejorar el desarrollo de las libertades, el reconocimiento de los derechos.
—¿No creen que en la política local se han perdido las formas? ¿No sería mejor remar todos juntos para el beneficio del pueblo?
—Juan Manuel Armario: Estamos un poco más en el titular, en las fotos, en las encuestas y en no hablar con claridad que en decir las cosas que pueden ir mal. Influye mucho la crisis económica, el desencanto con la clase política. Son cosas que se palpan. A un mes de las elecciones, no hay debate político, no hay ese "taberneo". Dista muchísimo de lo que antes era una precampaña electoral, no hay estímulos por parte de la gente. Está claro que todas las elecciones son distintas, y esta está influenciada por la crisis.
—Jesús Ruiz: La gente está mirando más los problemas nacionales que los locales. Es injusto que en una campaña para las elecciones municipales no se tengan en cuenta los programas de cada partido, la valía de las personas que van en las listas… Todo eso puede trastocar el sentido de estas elecciones. El debate local se ha perdido, en otras ocasiones existía desde muchos meses antes, no solo desde la precampaña electoral. En cuanto a las relaciones, enfrentamientos entre partidos, hay una parte que es lógica desde el momento que se defienden proyectos distintos, pero hay otra parte que debe pasar por el buen entendimiento entre las personas. Hay momentos en los que se llega a un grado de acaloramiento que da lugar a situaciones difíciles, pero con el paso de los años uno se da cuenta que hay que entender también al contrario. Que sus argumentos valen igual que los de cualquiera, que hay que ser más tolerantes. Creo que debería establecerse, en este caso, un código de buenas prácticas y buenas maneras entre los representantes de los distintos partidos políticos.
—¿Creen que Arcos ha evolucionado desde que dejaron la política?
—Jesús Ruiz: Cada etapa del ayuntamiento tiene sus ventajas e inconvenientes. Si abrimos una panorámica desde el año 1979, el cambio de Arcos ha sido inmenso. Este pueblo no tiene nada que ver con el Arcos de aquella época. Toda etapa tiene que ser de progreso respecto a la anterior. Unas veces se incidirá sobre unas cuestiones y otras, dependiendo del momento. Cuándo empecé como alcalde las necesidades básicas que atender, además del problema genérico del paro, eran las viviendas sociales, infraestructuras básicas o la falta de colegios. Hubo que responder a todo eso, y a otras cosas que en aquellos tiempos parecían un lujo como un pabellón deportivo y que ahora son habituales. Con el paso del tiempo las demandas son más y los ciudadanos piden más. Si nos referimos a la última etapa, ha habido una inversión importante por aquello de las medidas tomadas ante la crisis como en Plan E, que ha supuesto cientos de millones de pesetas, dicho así para que calibremos su importancia. Que las obras que se hayan ejecutado supongan que todos estemos más o menos conformes o eran las idóneas, también depende del criterio de los que están al frente. Sin embargo, tengo que señalar que en los últimos años, hablando de Juan Manuel y Pepa Caro, se han hecho inversiones muy, muy importantes para Arcos y Arcos ha mejorado en cuanto a dotación de servicios e infraestructuras. Uno de los grandes problemas históricos de Arcos ha sido la unidireccionalidad del empleo, pues en un principio fue la agricultura y después el ladrillo, que ya hemos visto como ha salido afectado por la crisis económica. Desde el ayuntamiento, en colaboración con otras instancias, se debería trabajar en diversificar la oferta laboral planteando iniciativas a administraciones superiores y dejar ya de depender de una única y exclusiva actividad económica.
—Juan Manuel Armario: Todas las épocas son distintas, ya que a medida que vamos resolviendo las situaciones de la localidad los problemas primarios dejan de ser problemas, y se tiende ya a mejorar la calidad de vida. En la etapa de Jesús, posiblemente, le tocaron las peores cosas: el abastecimiento de agua, el saneamiento, colegios, sanidad… En mi época ya existía una planificación educativa, las actuaciones fueron, fundamentalmente, mejoras sobre lo que ya existían, también en sanidad, que dotamos de mejores servicios. A mí me tocó mejorar lo ya existente, sacar el Plan General, con la suerte del boom económico del urbanismo, como pasó en muchísimos otros municipios. A Pepa Caro le ha tocado otra fase de no dejar de lado las mejoras propias de la localidad, pero sin dejar de lado que la ciudadanía cada vez más requiere calidad de vida. Nos ha venido la crisis económica y no ha podido ejecutar mucho de los proyectos que tenía en mente. Pero hay que decir que ha hecho una gran labor ante la situación que se ha encontrado.
—¿Qué medidas tomarían para corregir el actual déficit municipal?
—Juan Manuel Armario: Habría que tomar medidas muy duras. Para empezar reducir considerablemente el gasto, ya que los ingresos son las que son, y poco se puede hacer hasta que la situación económica no remonte. Si no hay obras poco se puede hacer. Si no hay dinero que venga de fuera, las inversiones son imposible. Hay dos capítulos del presupuesto a los que hay que hincarle el diente, personal y gasto corriente. Mientras que los ayuntamientos no se apliquen ahí, no habrá solución. La balanza se tiene que equilibrar, y si uno parte no funciona, la otra no lo hará. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Pues para eso se presenta una persona a las elecciones. Se lo tiene que poner el que gobierne. Y el que gobierne debe saber que lo debe hacer desde el momento que comience.
—Jesús Ruiz: Esto tiene que ver con el gran pacto de Estado que hablábamos antes. Si los grandes partidos se ponen de acuerdo, al margen del color político de los ayuntamiento, y se monta un servicio en condiciones que haga una auditoría, no para saber qué se han gastado y en qué se lo han gastado, sino para saber qué le hace falta al ayuntamiento, cuáles son sus competencias o qué necesita, el nivel de sueldo ese personal, y decir esto es lo que hay. Usted supera tanto en gasto y tanto en personal. Tendría que ser algo generalizado en todos los ayuntamientos, que cuente con el apoyo de todos los partidos, porque si se hace manera independiente, el partido de la oposición va a criticar que se tomen estas medidas de austeridad y de control del gasto. Es muy difícil ponerle el cascabel al gato.
—¿No echan de menos más proyección e interés político en los jóvenes?
—Juan Manuel Armario: Puedo decir que, de lo que conozco, en mi partido si hay gente con proyección, pero si se echa de menos la ilusión por hacer política, por participar. Pero si considero que hay gente joven muy válida dentro de mi partido e imagino que en todos.
—Jesús Ruiz: ¿Hasta qué edad consideramos jóvenes? Jóvenes éramos Juan Manuel y yo cuando entramos en la Alcaldía, con 30 y 32 años. Ahora no estoy al corriente con tanta intensidad de la política local, sí que conozco a muchos jóvenes, pero pocos con inquietud política en general. Y pocos en los partidos, que siempre lo han tenido difícil. El que tiene ilusión y ganas es visto como un trepa, y pronto empiezan los veteranos a ponerle zancadillas. Pero esto siempre ha sido así, hace treinta años, seguramente, nadie pensaría en Juan Manuel Armario como un joven con proyección, igual que años antes tampoco nadie pensaría en Jesús Ruiz. Nunca se sabe, puede surgir un joven con ganas e ilusión en cualquier momento.
—El mejor y el peor recuerdo como alcalde…
—Jesús Ruiz: El mejor fue el día que se tiraron los albergues que había en la zona de Angorilla. Ese día disfruté como un enano, porque conseguimos alojar a las familias en viviendas en condiciones. Y el peor momento, el 23-F, que no sabía quién podía entrar por las puertas del ayuntamiento hasta pasada la medianoche que se aclaró la situación.
—Juan Manuel Armario: Como día más agradable son muchos los momentos. A mí siempre se me ha venido el día de la inauguración de la restauración de la iglesia de San Miguel. Algo que tuvo gran acogida por la gente. Los peores momentos lo resumo en dos: los problemas de abastecimiento de agua que hubo con los pozos y que nos tuvo dos semanas, en el año 1996 o 1997 abasteciéndonos de camiones cisternas, y también las inundaciones en el 95 en varias barriadas rurales. Y también el tema del geriátrico. Cuando de alguna forma se me acusaba de trato de favor, sin recordar que tanto Alfonso Guerrero como yo nos salimos del pleno cuando se votó. Para mí representó una injusticia incomprendida de como se pueden utilizar ciertas cosas para sacar beneficio. Pero satisfacciones han sido muchísimas más.
—Cómo definiría a Jesús Ruiz como alcalde…
—Muy trabajador. Porque indudablemente, me consta, que siempre tenía a la gente rindiendo. Tenía un trato muy especial con los trabajadores del ayuntamiento, los sabía llevar, con más aires de amistad que de mando. Y un conocimiento bastante amplio de la administración. Con el paso de los años, las subvenciones ya vienen regladas, pero anteriormente no era así. Había que luchar por encajarlas, y eso lo sabía hacer muy bien. Sabía como tocar y en qué momento hacerlo. Tenía una gran facilidad de encuentro con las administraciones.
—Cómo definiría a Juan Manuel Armario como alcalde…
—Juan Manuel es un encantador de serpientes. Su mayor mérito y lo más admirable es haber conseguido, siendo él conservador, llegar a obtener una mayoría en un pueblo de hondas raíces izquierdiestas. Eso lo han logrado pocos en su partido. Y luego, su trato personal con los ciudadanos, que hacía que se olvidaran de su color político.
—-¿Volvería a la política en la situación actual?
—Jesús Ruiz: En tres palabras ¡Dios me libre!
—Juan Manuel Armario: Ni en la situación actual, ni en cualquier otra situación. La vida política te marca y es muy importante, pero ahora toca vivir lo profesional, lo personal y lo familiar.
—Jesús Ruiz: Que quede muy claro, tanto en el caso de Juan Manuel como en el mío, que estamos hablando del ejercicio de la política, de ocupar un cargo público. Pero nunca dejaremos de ser políticos.