7TV Campo de Gibraltar ha estrenado este viernes noche un nuevo programa a través del cual analizará, en formato debate, cuestiones de actualidad en la comarca con la ayuda de personas expertas en la materia. Gibraltar, que ha centrado el interés informativo en los últimos días, se ha convertido en el eje principal del primero de estos debates, con dos asuntos sobre la mesa que han centrado la atención de los contertulios: la demora del tratado que definirá la relación entre el Peñón y la Unión Europea tras el ‘brexit’ ocho años después de que el pueblo británico manifestase mayoritariamente su voluntad de separarse de la UE; y el reciente caos provocado en la frontera por la petición, tanto de las autoridades españolas como de las gibraltareñas, de los pasaportes a los residentes gibraltareños y los trabajadores transfronterizos, respectivamente.
Conducidos por el periodista linense Rubén García Garzón, los participantes en este debate fueron el exalcalde de Algeciras Patricio González; el exprimer edil linense Juan Carmona, cuyo mandato coincidió con la reapertura de la Verja; el magistrado y presidente durante 20 años de la Sección Algecireña de la Audiencia Provincial, Manuel Gutiérrez Luna; y el docente, sindicalista y excandidato por Adelante Andalucía a la Alcaldía de Algeciras Rafael Fenoy Rico.
Durante casi una hora de debate, los colaboradores analizaron diferentes aspectos relacionados con la actualidad sobre la problemática de Gibraltar, comenzando, como no podía ser de otra forma, con los incidentes originados en la frontera por la petición de pasaportes horas antes. Todos coincidían en considerar un error la actitud del ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, de responder de manera “infantil” –según la calificó el propio Juan Carmona- de responder a la puesta en marcha de controles de pasaportes por España –que ninguna instancia del Gobierno ha reconocido como orden oficial y se vincula a la decisión unilateral de un inspector díscolo- con la misma moneda, colapsando la frontera a las 7.00 horas cuando miles de transfronterizos se disponían a entrar en sus trabajos.
Carmona recordaba, al respecto, que hoy día los trabajadores españoles en el Peñón “no son peones como antes, sino médicos, ingenieros, informáticos…gente bastante especializada” que desempeñan un papel fundamental para la economía del Peñón. Se han tirado piedras sobre su propio tejado”. Fenoy ahondaba en esta cuestión destacando “las horas de trabajo” perdidas dentro de Gibraltar, lo que implicaba un perjuicio importante para la propia Gibraltar. González señalaba la actitud “soberbia” de Picardo y el “cabreo” tanto a españoles como gibraltareños, considerando lo ocurrido como “malo para las negociaciones” del tratado, y Gutiérrez Luna cree que esto “debe animar a que la negociación se agilice un poco” porque el asunto “está pendiente desde hace ocho años”.
A colación de este asunto, los contertulios opinaron sobre la reacción del alcalde linense, Juan Franco, quien convocaba a la prensa horas después de lo ocurrido para manifestar su enfado y hartazgo con la situación y para convocar una movilización ciudadana el día 25. Carmona recuerda que La Lïnea “tiene una problemática muy especial” al ser “más pobre” que Algeciras, con su puerto; o San Roque, con los ingresos procedentes de impuestos como el IBI o la actividad industrial. Patrici y el propio Carmona afeaban a Franco referirse a la reunión con el ministro Albares opinando que alcaldes como los de Jimena y Tesorillo no pintaban nada allí, aunque todos coincidían hasta cierto punto en que La Línea es a la que más afectan las cuestiones sobre el Peñón.
La demora en la consecución de un acuerdo ocho años después de aprobarse el Brexit y las razones que llevan a ese retraso, así como la falta de información sobre detalles que se están discutiendo, representaron uno de los elementos principales del debate. Carmona recordaba que “de 250 puntos que pueda haber en el acuerdo, 248 ya están resueltos” y que los asuntos que representan el mayor escollo son cuestiones más de “índole sentimental” aunque no menores. El que más ha trascendido, y en esto coinciden todos, es el de la presencia, exigida por Bruselas, de agentes españoles del Frontex en el puerto y el aeropuerto, que tras la eliminación de la Verja quedarían como la nueva frontera Schengen. Aquí todos han estado de acuerdo en la necesidad de una mayor flexibilidad por las partes, buscando soluciones intermedias como que los agentes no vayan uniformados, sino de paisano.
La falta de información a la ciudadanía sobre estas negociaciones también entró a la palestra, y los participantes en el debate expresaban su preocupación por qué en Gibraltar se conociesen más detalles sobre la misma y que el ministro principal, Fabian Picardo, ejerciese como una suerte de “portavoz” de todos al explicar estas informaciones sin que hubiera una auténtica réplica desde España. Aquí se cuestionó, casi por unanimidad, el papel de cargos políticos de la comarca como la coordinación de la AGE o el delegado de Exteriores, quienes al parecer de los contertulios deberían ofrecer más información sobre la negociación. Además, aquí en concreto Patricio González puso de manifiesto la poca relevancia que dos presidentes de Comisiones de Exteriores en las cámaras alta y baja de España, ambos alcaldes de la comarca, como José Ignacio Landaluce o Juan Carlos Ruiz Boix, estaban teniendo en esa negociación en comparación con el propio Picardo.
Tras la pausa central, la preocupación de empresas del puerto de Algeciras manifestada recientemente por Aesba tomó protagonismo en el debate. Si bien los colaboradores diferían en parte en si Gibraltar hacía competencia desleal (en referencia a la opinión de Fenoy, que abogaba por la homologación fiscal para evitar desequilibrios perjudiciales; o la relevancia del papel de Boluda en el Peñón, destacado por González, quien además criticaba que el puerto de Gibraltar, más enfocado al tema militar, no tenga Capitanía Marítima- Carmona expresaba su creencia de que el puerto de Algeciras “se ha comido” al de Gibraltar, con desequilibrios 40 a 1 en tráficos y que empresas españolas como Cepsa habían logrado beneficiarse de acciones como el bunkering en la zona. Gutiérrez Luna remarcaba que el puerto algecireño, uno de los más importantes de Europa, poco tenía que temer al gibraltareño, además de suponer que cuestiones como la homologación fiscal ya estarían en la parte acordada, aunque no se había dado a conocer.
Los cuatro debatientes coincidieron en mostrar su indignación y extrañeza por el hecho de que en la reunión que el pasado miércoles mantuvo el ministro Albares con los alcaldes de la comarca no se les comunicase nada o se diese a entender que el ministro no sabía nada sobre lo que se anunciaría apenas 24 horas después: el aplazamiento de la aplicación de los controles biométricos en la Verja en cumplimiento de la normativa Schengen, algo que preocupa especialmente al alcalde linense por sus consecuencias sobre la flexibilidad en el paso de personas por la frontera y que implicará que los residentes gibraltareños no puedan pasar más de 90 días cada seis meses en territorio español, con las consecuencias que ello supone para la economía linense, tan dependiente de la de Gibraltar.
Además, se debatió con intensidad la falta de definición de la tan cacareada prosperidad compartida. Aquí, Carmona explicaba que Gibraltar tiene una “iniciativa y cultura empresarial de generaciones fabulosa” pero necesita “mano de obra cualificada que le proporciona España”, así como “espacio” para que se ubiquen empresas, con medidas como un “impuesto de sociedades a la carta”. Patricio González incidía en que “no sabemos nada” de esa prosperidad compartida y que “seguimos abandonados por todo el mundo”, añadiendo Gutiérrez Luna que el contencioso, “visto desde Madrid y en esta zona, tiene una percepción completamente distinta” y que “más allá del Campo de Gibraltar importa poco”. Para Fenoy, la prosperidad compartida “tiene sentido cuando ambas la tienen y la vamos a compartir”, pero no cuando se producen las actuales desigualdades en cuanto a renta per cápita o desempleo. Aquí el sindicalista difiere de Carmona, que usa la metáfora de los “vasos comunicantes” que acaben igualando el nivel de ambas partes, al opinar que no interesa a los llanitos disminuir su nivel para igualarse con el de la parte española, y que solo tendría sentido si crece la prosperidad en ambos sentidos.
En una última reflexión que Rubén García les pedía sobre el futuro más cercano, el optimismo hacia la consecución de un acuerdo reinaba entre los invitados. Carmona se declaraba “optimista” porque pensar que no se llegase a un acuerdo sería “absolutamente negativo” tanto para Gibraltar como para el Campo de Gibraltar.
Patricio González coincide aquí con Carmona, pero añade que “como ciudadano, me gustaría enterarme de lo que está pasando” e insiste en que es negativo que Gibraltar dé más información que España. “Ni los ocho alcaldes que han ido a hablar con Albares tienen la información. La imagen que damos es una auténtica pena”, lamenta.
El magistrado insiste en que “lo ideal es que se llegue a un acuerdo; en algún momento se llegará”.
Por último, Fenoy lanzó la propuesta de una “visión geopolítica mucho más ambiciosa” que implicase la creación de un “territorio autónomo” de la UE que englobase la zona de la Bahía de Algeciras, Ceuta, Melilla e incluso Tánger, en Marruecos.