La Cabalgata de Reyes Magos recorría de nuevo las calles de El Campillo en la tarde del pasado lunes, 5 de enero. Inundaba, como cada año, de caramelos, regalos y alegría cada rincón del núcleo minero. Pero algo era diferente. Ya no estaba uno de sus más insignes creadores. Ese mismo día fallecía, fruto de la edad, a sus 94 años, Carlos Pernil Nieves, justo en la fecha que siempre tuvo marcada en rojo en su calendario personal, la de la salida de las carrozas que tantas veces erigió junto a sus compañeros voluntarios. Él formaba parte de ese mágico grupo de constructores de la ilusión de la antigua Salvochea y su esencia, como tal, acompañó, más que nunca, a la comitiva que acompañaba a sus Majestades de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, a su paso por las tierras a las que tanto dio.
Carlos Pernil Nieves (19 de julio de 1919) se iba, pero, para volver una y otra vez, porque se queda, para siempre, en la imagen colectiva de su pueblo, en la memoria de un municipio en el que, con sus manos artesanas, con su perseverancia, tantas sonrisas esculpió en los pequeños campilleros, en los de ahora y en los que lo fueron antes. Su obra ha calado hondo, en la medida en que quien también fuera concejal socialista entre 1983 y 1987 puede considerarse precursor del ayer, causa del hoy y semilla de libertad, igualdad y solidaridad para el mañana de su amada Salvochea. Todo eso deja. Ésa es su estela. Su figura, la del caminante infatigable, en consecuencia, será eterna, inmortal, como lo es también la sonrisa de todos esos niños a los que tanto esfuerzo desinteresado dedicó.
CAMPAÑA SOLIDARIA DE JUGUETES
La Cabalgata, además, volvió a estar impregnada de solidaridad. En esa noche de fantasía, tras el paso por las rúas de El Campillo y Traslasierra, la corte de Melchor, Gaspar y Baltasar repartía entre una quincena de pequeños salvocheanos los 64 juguetes recogidos en el marco de la campaña puesta en marcha por la agrupación municipal de las Juventudes Socialistas. El objetivo era claro, que ningún niño perdiera la ilusión por culpa de una crisis de la que no son culpables, que la magia y las sonrisas de la madrugada del 6 de enero no pasara de largo en ningún hogar de la localidad minera. Algo que, como aseveran desde la organización, ha sido posible gracias a la magnanimidad de los muchos ciudadanos que han colaborado durante las fiestas navideñas con la iniciativa. De hecho, se ha duplicado la treintena de regalos recaudada el año anterior.