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Cádiz

Vendedores de mariscos, una profesión en extinción

A partir del 1 de diciembre estos vendedores no podrán contar con la renovación de su licencia de venta según Consumo

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  • Antonio Gómez vendiendo camarones y mojama junto al Mercado Central. -

“Aquí le traemos gambas, camarones, bocas y cangrejos, buenos ostiones para los que tengan gusto y paladar”. En el año 1953, Paco Alba llevaba a concurso su primera chirigota rescatando la mítica figura de los vendedores de marisco. Chaquetilla blanca, gorrilla y canasto al brazo. Un personaje arraigado tanto a la ciudad de Cádiz como a la Bahía. 
Actualmente quedan tan solo cinco vendedores de mariscos y moluscos que dispongan de licencia, cuatro de ellos de San Fernando y uno solo de la capital gaditana.

Yo tengo cerca de 60 años y llevo 45 con esta licencia. ¿A mí me vas a quitar el pan?"

Antonio Gómez, natural del barrio de La Viña, lleva desde el año 1981 dedicándose a la venta ambulante de estos alimentos. Es habitual encontrarle en el mercado central con sus cartuchitos de camarones y de mojama; durante los meses de verano traslada su pequeño puesto a la playa de la Caleta, frente a la peña Juanito Villar. Aunque puede que sea la última semana en la que pueda desarrollar su actividad, al igual que sus compañeros. 

Desde Horeca llevan varios años instando a erradicar este tipo de venta ambulante. Los hosteleros han denunciado en varias ocasiones la competencia que supone esta actividad “ilegal” y ha alertado de los riesgos para la salud que entraña. Por ello, a partir del 1 de diciembre, el Ayuntamiento no podrá renovarles la licencia. 

“Yo tengo cerca de 60 años y llevo 45 con esta licencia. Me ha llegado una carta para que me presente en la oficina de Consumo y allí me han dicho que ya no hay más renovación para licencias de mariscadores”, nos cuenta Antonio. “Si hubiera 15 o 20, pues vale, pero es que somos sólo cinco. ¿A mí me vas a quitar el pan? Yo no tengo otra cosa, estoy parado y no dispongo de ninguna ayuda ni subvención”, añade. 

Vendedor de mariscos.

Por su parte, Antonio de María, presidente de Horeca, señala que los hosteleros no tienen “ningún problema con los vendedores” pero piden que “hagan su trabajo cumpliendo con la normativa de sanidad” ya que los establecimientos deben seguirla. “En la vía pública no puede haber alimentos expuestos a los que les de el sol y el polvo... Horeca lo que ha dicho es que si se concenden los permisos que sean cumpliéndose la normativa”, añade De María. 

Desde el Ayuntamiento han informado de que este mismo jueves el concejal de comercio, David Navarro, se reunirá con los vendedores ambulantes. “En primer lugar para escucharles y en segundo lugar para ver cuáles son las posibilidades que existen según la ley para que puedan continuar con su actividad”. 

“Es una situación complicada, porque existe una petición de Horeca de regularizar  esa situación y porque la ley deja pocas posibilidades para este tipo de actividad. En cualquier caso, no vamos a dejarlos a los pies de los caballos y nos reuniremos este mismo jueves para encontrar una posible salida que satisfaga a todas las partes y no perjudique absolutamente a nadie”, indican fuentes municipales.

No obstante, el horizonte se vislumbra bastante oscuro para estos últimos vendedores de marisco que han sobrevivido a los duros tiempos. Una vez más el pez más grande se come al más pequeño. Y mientras tanto, Cádiz da un paso más en ser menos Cádiz y perder una parte de su esencia al encontrarnos a punto de perder una muestra más de su Patrimonio Inmaterial.

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