Internet ha revolucionado el mundo en los últimos veinte años. Está tan presente en todo lo que hacemos. Para las personas nativas digitales es algo absolutamente natural, espontáneo y además sencillo, pero los menos jóvenes se han tenido que adaptar, ya que las ventajas son tan grandes que hoy sería difícil encontrar a alguien dispuesto a prescindir totalmente de esta valiosa ayuda después de haberla utilizado. Sin embargo muchas personas, a partir de ciertas edades, no quieren o no se ven capaces de utilizarlo y esto tiene sus consecuencias, la llamada brecha digital.
Así como la falta de alfabetización clásica limitaba a las personas y les hacía dependientes de quienes sabían leer y escribir, el analfabetismo de hoy es más limitante, si cabe, porque afecta a casi todos los asuntos de la vida cotidiana: solicitar una cita médica, realizar una gestión bancaria, comunicarse con otras personas, obtener informaciones necesarias... Y eso es muy empobrecedor.
“Lo mismo que un altísimo porcentaje de personas mayores han aprendido a usar WhatsApp con normalidad, también son capaces de aprender a utilizar otras aplicaciones. Es cuestión de adoptar una actitud de curiosidad para seguir descubriendo y disfrutando de otras herramientas que nos facilitan una vida más cómoda”, manifiesta la delegada de Tercera Edad, Mª Ángeles Martínez Rico, quien indica que “quien piensa que Internet le puede aportar algo positivo y deja a un lado sus miedos, se familiariza rápidamente con esta herramienta y descubre una ventana que le acerca a todo un mundo de posibilidades para aprender, curiosear, relacionarse, disfrutar. Gracias a Internet muchas personas mayores han amortiguado los efectos del confinamiento con videollamadas con sus hijos y nietos que viven en otros países o ciudades, o con los amigos”.
Asimismo, la delegada de Tercera Edad resalta que “los programas digitales deberían tener en cuenta las discapacidades que pueden tener las personas mayores y las personas con discapacidad porque no todas las aplicaciones o APP son accesibles y limitan el derecho de acceso a las mismas. Y por último, el miedo a hacer el ridículo también depende del entorno, de hijos y nietos, de amigos”. “El acceso a Internet es un derecho en todas las edades, una herramienta que da independencia y facilita seguir creciendo hasta límites insospechados, por lo que hoy más que nunca animamos a tomar conciencia de que para envejecer activamente”.
Así pues, el Ayuntamiento de Chiclana, a través de la Delegación de Tercera Edad, lleva años apostando por introducir a las personas mayores en las nuevas tecnologías y eliminar la brecha digital que afecta irremediablemente a este sector. En concreto se lleva impartiendo un curso de informática para personas mayores en el Centro Municipal de participación activa Santa Ana desde el año 2011.
Desde entonces son centenares las personas mayores de Chiclana que se han podido beneficiar de los conocimientos adquiridos a través de este taller y en la actualidad se cuenta con más de un centenar de alumnos y alumnas formándose de lunes a viernes en este Centro. Además, se apoyan las iniciativas que desde las asociaciones de mayores de la localidad llevan a cabo en sus talleres de informática a través de las subvenciones recibidas por éstas mediante la convocatoria anual de subvenciones de la citada Delegación.
Así pues, apoyando esta campaña de divulgación del Día Mundial de Internet puesta en marcha por la Confederación Estatal de Mayores Activos, el Ayuntamiento de Chiclana se suma a todas esas iniciativas internacionales y nacionales para fomentar y posibilitar que el sector de la Tercera Edad haga un uso diario y práctico de las nuevas tecnologías, en función de los intereses o necesidades que tengan en diferentes momentos. Estas utilidades abarcan aspectos tan diversos como la cultura, el ocio, la ayuda, la interacción social, la actividad laboral, la formación, etcétera...
“Se pretende conseguir que las personas mayores pierdan los miedos, temores y autocensuras, debido, entre otros aspectos, a cuestiones relacionadas con la inseguridad e incluso la vergüenza que, para algunas de estas personas, supone reconocer que no saben nada, no haber experimentado antes la facilidad de usos en juegos y programas de ordenador, haber tenido una mala experiencia de aprendizaje, o sentirse desbordados ante tanta información que deberían conocer y que no dominan”, manifiesta Mª Ángeles Martínez, quien añade que, “través de proyectos como el nuestro, pretendemos solucionar estos miedos y dar respuestas mediante una participación activa y plena del alumnado”.