Con o sin público

Publicado: 23/07/2020
Si somos valientes mantendremos nuestros criterios, si no nos dejaremos llevar por los demás y abandonaremos nuestra personalidad
La crisis sanitaria que estamos pasando y que sigue su curso como una pandemia mundial  en sus distintas fases, ha hecho que mucho de nosotros no solo nos acostumbremos al teletrabajo, sino que cuando tengamos reuniones, a ser posibles sean telemáticas, y si hemos de montar un espectáculo, lo hagamos con arreglo a las normas sanitarias sino con poco público y si es posible sin él.

Qué quiero decir con esto, pues que se nos recuerda cada día y cada minuto, que el virus continúa con nosotros, y ahí están los brotes y rebrotes que se están sucediendo en toda España, y que no nos olvidemos de asumir la responsabilidad y no nos veamos abocados a un nuevo confinamiento.

Hemos iniciado la temporada turística con gran preocupación, y hemos de salir desde lo privado a lo público con mascarilla, hasta una medida que está siendo muy contestada en este sector como es que tengamos que llevarla en la playa cuando estemos paseando por la orilla, aunque  guardemos  la distancia social.

Lo único y seguro será lo que seamos capaces de hacer y transmitir. Si somos valientes mantendremos nuestros criterios, si no nos dejaremos llevar por los demás y abandonaremos nuestra personalidad, de la mano de la fama y el aplauso del público o nos quedaremos ensimismados en nosotros mismos.

Todos tenemos objetivos y retos, lo peor es cuando éstos se convierten en manías y obsesiones. El público ante el que nos presentamos para mostrar cómo somos capacesde despertar nuestra fantasía, estimular nuestra imaginación y creatividad y transmitir los valores que deseamos compartir como la amistad, el respeto a la diferencia, la igualdad, la inclusión o la lealtad.

Podemos asomarnos al mundo, con o sin público, teniendo tiempo solo para nosotros y nuestro recogimiento o para compartirlo con los demás,  bailando solos o con alguien, subiendo las escaleras deprisa o despacio, montando en bici, nadando, patinando  o caminando rápido.

Todos hemos escuchado los ecos de  la celebración de uno de los acontecimientos de motorismomás importantes de nuestro País, como el de Jerez. Pues lo que años anteriores se celebraba con miles de personas en las calles o en el Circuito, este 2020 ha sido solo con el ruido de las motos y sin público. Así hemos terminado la liga de fútbol y sin toros, encierros ni gente se han celebrado los sanfermines., no hemos participado en los desfiles procesionales ni hemos dado un pase de sevillanas por nuestras Ferias.

Hay momentos que hemos estado solos y confinados y otros con gentes y acompañados, situaciones en las que nos parecía  que todo estaba conseguido y logrado, y otras en los que éramos conscientes de nuestras debilidades y soledades.

Podemos pararnos o avanzar, luchando por sobrevivir o dejándonos ir sin ningún esfuerzo., porque aprendemos equivocándonos, sin tener  miedo a hacer algo nuevo, y en ese camino hay quienes colocan  todo su esfuerzo, y los que se quedan pasivamente a verlas venir.

Con o sin público hay esperas interminables y conclusiones rápidas que nos llevan al final de la historia. Lo peor es cuando perdemos la perspectiva de la realidad y pensamos que todo lo que hacemos es para bien, y por tanto somos merecedores del mayor de los aplausos o nuestra actuación es una sucesión de disparates y merece un rosario de abucheos.

Debemos atrevernos a poner en marcha nuestras iniciativas, sin olvidarnos que será mejor con la ayuda de los demás, que en solitario, y para eso el público siempre nos refuerza con sus palabras de ánimos.
          

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