El Levante se llevó un valioso punto del estadio de Anoeta tras aguantar con un hombre menos la segunda parte, por la expulsión de Karampelas, ante una Real que jugó mejor, pero que no acertó en los últimos metros.
El partido estuvo muy vivo desde el primer minuto, con una Real que llevaba la iniciativa y un Levante que aprovechaba cualquier despiste para inquietar a Bravo.
En el minuto 17 un riguroso penalti cometido sobre Vela lo convertiría el mejicano con gran calidad para adelantar a la Real, pero doce minutos después otra pena máxima discutible, de Chory Castro sobre Lell, provocó el tanto del empate para el Levante.
Se abrió el choque y Vela, en un estado de forma excepcional, pudo marcar el segundo al quedarse sólo ante Kiko Navas pero su remate de cabeza no pudo evitar al buen guardameta visitante.
El encuentro se volvió loco con sustos en ambas áreas y una Real más dominadora que no marcó incomprensiblemente a tres minutos para el descanso en otro cabezazo totalmente solo, a un metro de la portería del Levante, del francés Griezmann.
El equipo de Juan Ignacio Martínez, sin hacer mucho ruido, siguió mandando a los realistas el mensaje de que no se podían confiar, como recordó Míchel con un lanzamiento al larguero en el inicio del segundo tiempo.
El planteamiento de los azulgranas, en Anoeta de negro, pudo venirse abajo con la expulsión del griego Nikos Karampelas que en un acción inocente vio la segunda tarjeta y dejó a su equipo con un hombre menos. Es el octavo encuentro seguido que la Real termina en superioridad.
Los realistas trataron de aprovechar esa circunstancia y tuvieron opciones de triunfo en las botas de Griezmann, pero al final el Levante supo mantener su portería sin encajar ningún gol y se llevó un punto que les sabe a gloria.