Un Atlético de Madrid de contrastes, poderoso en el primer tiempo y desdibujado en la segunda parte, solventó con una apurada victoria su visita a Getafe con todo a favor, con ventaja antes del descanso con un gol del croata Mario Mandzukic y con superioridad numérica durante más de media hora.
Del equipo que noqueó a su adversario en la primera parte con fútbol, ocasiones y ambición al conjunto que se conformó con el 0-1 contra un rival con un hombre menos por la enésima expulsión de Alexis y que sintió riesgos en su portería durante todo el segundo tiempo, sin la tensión para sentenciar un encuentro que era suyo.
Tres puntos para apretar la lucha por el liderato de la Liga, con cinco conjuntos en menos de un triunfo de distancia, pero también para el análisis en la segunda mitad, en la que el Getafe tiró mucho más a portería que el Atlético, sin una sola opción clara desde el descanso y con su guardameta, Miguel Ángel Moyá, como garantía.
Quiso y logró el Atlético un partido activo en la primera parte, sin cortes en el juego ni en el ritmo, un encuentro vivo al son de su manejo de la pelota, de sus combinaciones en medio campo, de sus constantes penetraciones por bandas, Juanfran por la derecha y Guilherme Siqueira por la izquierda, y de múltiples envíos al área.
Cada fuera de banda o interrupción del juego era una carrera para poner el balón en funcionamiento lo más rápido posible, sin dar margen a la relajación, sin conceder alivio a un Getafe replegado, arrinconado por momentos cuando el conjunto rojiblanco desbordó con velocidad y precisión con Griezmann, con Arda Turan o con Koke.
También robó con celeridad la pelota a su adversario para no darle ninguna opción de contragolpe, para mantenerle en su terreno, la zona donde se desarrolló casi todo el primer tiempo, más allá de un único acercamiento del conjunto azulón, un derechazo de Lacen que siguió con la mirada Moyá como salía fuera por unos centímetros.
Nada más inquietó el Getafe en el primer acto al Atlético, mucho mejor en cada duelo individual y en el colectivo, como una insistente maquinaría que golpeó una y otra vez el entramado defensivo local por abajo y por arriba, con muchísimos centros al área y seis ocasiones hasta que la séptima la transformó en el 0-1.
Primero Mario Suárez y Koke, con sendos disparos desde fuera del área; después una combinación entre Arda y Griezmann que terminó con un toque flojo de Raúl García; más tarde una jugada individual de Siqueira culminada con un tiro potente y despejada por Guaita; luego un par de buenas acciones de Griezmann y, en el minuto 40, el gol.
A través de un córner, un combate continuo de fricción entre jugadores cada vez que el Atlético lanzó desde la esquina, abrió el marcador el equipo rojiblanco después de una rechace, un golpeó de Griezmann, un despeje de Guaita, un toque de Arda Turan y el pie oportuno de Mandzukic para empujar el 0-1 que ya merecía de sobra.
Sólo hubo un equipo en todo el primer tiempo, un bloque que también controló toda la parte defensiva con implicación de cada uno de sus once futbolistas. Como ejemplo, un contragolpe que primero incomodó Mandzukic y que, ya camino del área, rebañó desde el suelo Raúl García, los dos hombres más adelantados hoy en el Coliseum.
Aún hubo dudas del triunfo del Atlético en el inicio de la segunda parte, en una triple ocasión del Getafe a la que Moyá se multiplicó con tres paradas continuas en unos segundos. Incluso, con la auto-expulsión de Alexis por un manotazo a Mandzukic en una banda, en una zona irrelevante para una portería u otra.
Una jugada que provocó unos cuantos empujones más, uno de ellos de Miranda, amonestado con tarjeta amarilla, y que continuó con una sensación de relajación en el Atlético, quizá porque sintió que lo tenía hecho con ventaja y superioridad numérica. Una concesión que permitió al Getafe unas cuantas oportunidades más.
Un córner directo que salvó un ágil Moyá o una volea demasiado cruzada de Babá, el recurso de Contra para buscar el 1-1, avisaron de que nada estaba resuelto para el conjunto rojiblanco, que ya no se parecía en nada al del primer tiempo, sin opciones de rematar un encuentro jugado al filo del empate hasta el pitido final.