Hace algo más de quince años, una frase se hizo famosa. La pronunciaba un tipo entonces desconocido, desgarbado y con pinta de haber salido de aquellas películas del cine quinqui de los ochenta. No tardamos en saber que el personaje se llamaba Emilio y lo interpretaba Fernando Tejero. Emilio era el portero de una comunidad un tanto particular y su frase más conocida era la muletilla que da título a la columna de hoy: «un poquito de por favor». De repente, media España repetía la frase del portero cada vez que había una queja o se quería reclamar a otro que mejorase su conducta o actitud: «Paco, haz el favor de recoger el regalito del perro. Un poquito de por favor».
Traigo esta frase hoy para pedir esa pizca de corrección para con los trabajadores de las instalaciones deportivas de San Fernando. Lo sé, otra vez vengo dando el coñazo con los problemas de que adolecen los trabajadores que hacen funcionar los servicios públicos de nuestra ciudad. Sin embargo, seamos coherentes: no tiene sentido quejarnos de que tal o cual servicio funcione de aquella manera si no cuidamos al personal que trabaja en él y no damos una colleja (un toque de atención, no me malinterpreten) a la empresa que lo gestione y a los responsables de adjudicar las concesiones. Por mi modo de ver las cosas, abogo siempre por la remunicipalización de cada servicio público que dependa del Consistorio, pero si no se lleva a cabo, querría al menos que se ejerciera una supervisión exhaustiva de la actividad de la empresa adjudicataria. Sin ánimo de ser pesado, me remito al ejemplo que pongo siempre: si pago cinco kilos de patatas, quiero que me den cinco kilos de patatas. Un poquito de por favor...
Dicho esto, si se adjudica una concesión para gestionar un servicio público, lo mínimo es asegurarse de que las cosas se hacen bien. Bajo mi punto de vista, no tiene sentido que se mantenga al frente una empresa que tiene un expediente sancionador por parte de la Inspección Provincial de Trabajo por no disponer de un Plan de Emergencias. Es decir, si hay un incendio o alguna emergencia de calado, el personal no sabe qué tiene que hacer, con qué medios cuenta, cómo evacuar las instalaciones... En su momento se aportó un Manual de Autoprotección, que no es lo mismo que un Plan de Emergencias y que era un documento con medidas genéricas, con seis años de antigüedad y sin actualizaciones cuando se denunció la situación ante la referida Inspección (año 2020). Hasta donde he sabido, después del expediente sancionador, esto se solventó en la Ciudad Deportiva de Bahía Sur, donde existe un plan de evacuación y los cuadrantes con los turnos y descansos del personal detallados y expuestos. Sin embargo, parece ser que el Plan de Emergencias en La Magdalena y el Pabellón del Parque es un librito guardado en un cajón. Un poquito de por favor.
Comprendo que haya asuntos en los que el Ayuntamiento no pueda entrar por necesitar la resolución de un juez. Tal es así, por ejemplo, cuando puede haber una discrepancia en la liquidación de unos atrasos en concepto de horas extras o en el propio número de horas extras. Hay que tener en cuenta que el convenio de estos trabajadores permite la distribución irregular de las jornadas por las particularidades de su trabajo tiene según la temporada. Sin embargo, cuando un trabajador reclama lo que cree suyo, no se puede consentir que existan cambios en las jornadas con olor a represalia. Digo con olor porque, a efectos jurídicos, es necesario algo más que una modificación de la jornada sin causa objetiva que lo justifique para entender que hay tal represalia. Pero oler, huele. Y, cuando algo huele mal, tiene que haber alguien que lo limpie. Ahí deben estar los responsables municipales. Alguien tiene que fiscalizar el buen funcionamiento del servicio y eso conlleva asegurarse de que los trabajadores desempeñen sus cometidos en las mejores condiciones. Un poquito de por favor...
Como dije otras veces, es necesario comprender que la gestión es lo único que se delega: la responsabilidad, sin embargo, es indelegable. Si se adjudica la gestión de un servicio público, dicha gestión es lo que recae en manos de la empresa. Pero no olviden, señores del Ayuntamiento, que la responsabilidad es suya. Los ciudadanos lo saben y las urnas tienen la fea costumbre de dictar su veredicto. Casualmente, hay elecciones el año que viene. No sé, aunque sea por eso deberían ponerse un poco las pilas. En cualquier caso, habrá que echarle al asunto un poquito de por favor... porque, si no, aquí no hay quien viva.