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Principiantes en alta mar: Así es la vuelta al mundo con la Clipper Race

Nueve españoles participan en el desafío, que reúne a más de 700 Valientes, dividido en ocho etapas y 14 regatas. El próximo destino es Uruguay.

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¿Qué tipo de persona estaría dispuesta a enfrentarse a los mares y vientos más feroces del planeta durante 11 meses? La respuesta es simple: alguien hecho de otra pasta. Víctor Guerrero, uno de los nueve españoles de las 700 personas que se han unido a esta aventura, miembro de la tripulación del Yacht Club Punta del Este en la regata Clipper Race, nos lo confirma. "Hay que tener respeto y no asustarse", dice con calma, como si hablar de desafiar a la madre naturaleza fuera algo tan común como tomar un café.

Sin embargo, es más que valentía lo que se necesita para embarcarse en esta increíble travesía. También se requiere una cierta dosis de locura. Dejarlo todo atrás y lanzarse al mar para dar la vuelta al mundo en un velero no es una decisión que se tome a la ligera. "Si lo razonas mucho, no tiene mucho sentido", admite Guerrero entre risas. Pero es precisamente esta pasión por lo desconocido y la sed de aventura, la razón que impulsa tanto a este cordobés como a los demás navegantes.

La Clipper Race no es una regata cualquiera. Es la regata oceánica más desafiante del planeta, y competir en ella es una prueba de resistencia física y mental. Lo que la hace aún más extraordinaria es que la mayoría de la tripulación son marineros amateurs, personas que nunca antes habían navegado y que un día decidieron dar un giro radical a sus vidas. Como señala Nicolás Figueras, director general de Puerto Sherry, "Es una regata de vuelta al mundo. Una regata, no un paseo. Todos quieren ganar."

Pero no se trata solo de subirse a un barco y zarpar; la preparación es fundamental. Guerrero explica: "Nos han preparado, no es que te suelten allí. Ellos te preparan, durante cuatro semanas te enseñan todo lo que necesitas saber, a nivel de maniobra y trabajo en el barco y seguridad. No entra cualquier persona, tienes que cumplir unos requisitos mínimos. Pasar una prueba psicológica y sobre todo, ser una persona paciente y con un carácter amigable ya que aunque el barco parezca grande, no lo es y convivir con veinte personas desconocidas no es fácil." Además, para poder unirse a esta odisea, los aspirantes deben superar una prueba psicológica y demostrar paciencia y un carácter amigable, ya que vivir en un barco con veinte personas desconocidas durante meses no es tarea fácil. 

Este año, la Clipper Race ha recalado en España por primera vez en su historia, lo que representa un logro significativo para Puerto Sherry. Figueras comenta: "Para Puerto Sherry supone mucho que una organización como Clipper Race se haya fijado en nuestras instalaciones. Supone que estamos haciendo las cosas bien y estamos dentro de la senda del posicionamiento que queríamos, que era ser un referente en el sur de Europa."

A bordo de uno de los barcos de 70 pies atracados en el puerto deportivo, los participantes nos cuentan cómo han vivido esta primera etapa llena de adversidades y desafíos que sin duda completarán el viaje de sus vidas.

"Partimos los sables de la mayor en mitad de la regata", relata Guerrero. "Tuvimos que bajar la mayor, sacar los sables rotos, medirlos con los de repuesto que llevábamos y cortarlos para sustituirlos. Todo esto sin perder velocidad, lo cual no es tarea sencilla".

Como ven, la competitividad es palpable en cada momento. Los navegantes pasan por todas las posiciones en el barco y realizan guardias mientras la mitad de la tripulación duerme. Aquí, el aburrimiento no tiene cabida.

"Yo me propuse escribir una especie de blog, pero no tienes tiempo", confiesa Guerrero. "Da igual las millas que lleves o que hayas perdido de vista a tu contrincante; debes estar activo y alerta ante cualquier eventualidad. La posición final puede decidirse en los últimos 30 minutos, tal y como nos sucedió a nosotros en la manga. ¡Vamos líderes!".

No cualquiera puede permitirse participar en la Clipper Race, tanto en términos de tiempo como de recursos financieros. "No es barato, pero teniendo en cuenta que estás un año en el que tampoco gastas mucho, no deja de ser una inversión en uno mismo", concluye Guerrero.

Estos navegantes intrépidos están dispuestos a sacrificar comodidades. El próximo destino será Punta del Este, en Uruguay. Todo sea por vivir el mayor desafío de sus vidas. 40.000 millas, divididas en ocho etapas y 14 regatas. 

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