El Racing Portuense selló su participación como local de las mejores de las maneras, venciendo a un Atlético de Ceuta que murió en la orilla. Desde el lejanos diciembre los racinguistas no ceden los tres puntos en el fortín en el que se ha convertido Valdelagrana en este segundo tramo liguero.
Una segunda vuelta para enmarcar y para destacar. A pesar de los pesares, un comienzo de temporada menos irregular, en cuanto a encuentros en el Cuvillo se refiere, a otro objetivo bien distinto se hubiese podido aspirar.
El partido tuvo más lecturas de las que pudiera ofrecer el frío marcador. Por un lado, cosas del destino, se le rindió homenaje al Recreativo Portuense tras su ascenso de categoría a la Regional Preferente. En el ambiente, este hito se respiraba algo más que un ascenso de categoría, en el último encuentro de la temporada en el feudo rojiblanco.
El choque tuvo el mismo guión realizado a anteriores encuentros. Al menos en sus inicios. Un Racing enchufado, atosigando y llevando el peso del encuentro desde el comienzo. Ni la hora del encuentro, ni el intenso calor o el rival en cuestión, fueron motivos para bajar el pistón. El equipo dio la cara una vez más, e hizo lo que debía hacer, ganar.
El Ceuta, indeciso y sin fe, fue cayendo en la trampa rojiblanca nada más comenzar. Las triangulaciones y las internadas del imberbe Neva y Pedrito, fueron amedrentando a la zaga caballa. Neva, a punto de cumplir los 17 años, llevó por la calle de la amargura a la veterana zaga norteafricana. Precisamente, el canterano firmaba el 1-0 tras aprovecharse de un rechace tras una combinación entre Juanmi y Rafi Cruz.
El gol espoleó a los locales y sacó los colores de un equipo que no demostró las aspiraciones reales para poder obrar el milagro y meterse entre los cuatro primeros. El matagigantes se cobraba una víctima más. Y es que de los tres equipos clasificados en las primeras posiciones, ninguno ha sido capaz de vencer tanto en la ida como en la vuelta.
En una primera parte entretenida y con ritmo, los de Mere controlaban sin apuros.
En la segunda parte, el Ceuta se estiró algo más y supo sacar petróleo a la única ocasión, marcando de cabeza por el veteranísimo Sandro. La garra y la pujanza local obtuvo su justo premio, marcando el definitivo gol de la victoria el madrileño Carlos Matallanas ante una indecisión del cancerbero caballa. Alegría desbordada ante el cierre como local con un público entregado y animoso.