Y es que tenemos un gran teatro, el Teatro Pedro Muñoz Seca. La verdad es que no nos podemos quejar, era una infraestructura muy demandada por la ciudad y que después de años de dimes y diretes sobre el nombre o sobre su inauguración, logramos hacernos con el.
Hay que alabar la labor del equipo que se encarga de darle vida, de darle sentido, de llenarlo, de diseñar una amplia y buena oferta cultural en el mismo, ya que para eso se construyó. Es cierto que tiene una gran aceptación y la gran demanda da testimonio de ello.
Si nos paramos a pensar, nos daremos cuenta de que no se puede visitar a menos que vayas a una obra o espectáculo que se dé en el mismo.
La ciudad cuenta con la Fundación del insigne autor teatral, la cual se encuentra en una segunda planta de un edificio público, algo nada o poco atractivo para facilitar las visitas.
Y yo me pregunto, ¿por qué no se traslada la Fundación al teatro? Sería lógico y un nuevo atractivo turístico para visitar en la ciudad, porque además de colocar a la fundación en una zona más céntrica, lógica y visitable, se abrirían las puertas del mismo a diario, se llenaría de contenido y aunque no coincida una obra a la que ir, el visitante de la ciudad podrá descubrir nuestro teatro y a D. Pedro Muñoz Seca.
El teatro y la Fundación se darían la mano y así, además de ganar los dos en visitas y difusión, disfrutaríamos los turistas y ciudadanos que veríamos cómo se aprovechan más las infraestructuras que pagamos y sostenemos con nuestros impuestos.
Nuestra ciudad necesita de nuevos atractivos turísticos, de cosas que hacer, de relanzar e incorporar nuevas ofertas turísticas... el turismo de la ciudad no puede sobrevivir de sol y playa.
Si sólo nos preocupamos de eso, la gente vendrá solo por la playa y todo el que gusta de realizar otro tipo de actividades, será relegado a otras ciudades que, aparte del sol y la playa, ofrezcan una variada y rica oferta cultural y monumental.
No dejemos a un teatro sin su esencia, ni a una ciudad sin aprovechar al máximo su proyección cultural.