Chipionera de 29 años, es entrenadora regional de aerobic nivel 2, técnico en aeropilates, técnico en estilos y aerodance, instructor de body -jump, zumba, fit up y fit hook. Es además técnico en sala de fitness, y ha recibido cursos de funky impartido por Rafa Méndez y Gala Robles, y de entrenamiento funcional con materiales. Lleva muchos años dedicándose profesionalmente a esto.
Ahora que empieza el año, ¿se nota el incremento de usuarios en el gimnasio?
-La verdad es que sí, el número de usuarios aumenta bastante en estas fechas. La navidad suele ser un mes de excesos a la hora de la alimentación, se comen muchos dulces típicos como polvorones y turrones (ricos en grasas y azúcares).
Es grande el número de nuevos usuarios que se apuntan, pero también el que se da de baja al mes siguiente por no poder aguantar el ritmo, porque no pueden compaginarlo o porque realmente se dan cuenta de que no les gusta y se le hace muy pesado. Se nota la motivación de la gente que empieza con muchas ganas aunque no todos logran seguir con las mismas durante todo el tiempo.
María José, ¿cómo debemos empezar el entrenamiento?
-Tras un período de inactividad, nosotros siempre recomendamos empezar poco a poco el entrenamiento. Sería aconsejable realizarlo aproximadamente dos o tres veces por semana, una media hora al día. Conforme van pasando las semanas deberemos ir aumentando el tiempo de entrenamiento y la intensidad del mismo.
Tenemos que combinar actividad física, ejercicios de fuerza, flexibilidad y resistencia aeróbica.
Hay actividades en clases colectivas muy recomendables, en las que podemos trabajar esos factores en conjunto como pueden ser en zumba, en clases con pesas (body-pump) o en clases que se mezclen los diferentes tipos de artes marciales.
¿Qué tipo de alimentación sería la aconsejable?
-Lo ideal para una dieta equilibrada sería la ingesta de mucha verdura y fruta, de alimentos con alto contenido en fibra y beber dos litros de agua al día. La clave está en realizar al menos de cuatro a cinco comidas al día pero en pequeñas cantidades.
Los momentos ideales para la ingesta de alimentos son el desayuno (es la comida más importante del día), a media mañana (una pieza de fruta, un zumo o un yogur), el almuerzo, la merienda y la cena (debiendo ser esta la de menor cantidad de calorías). La cena debe de realizarse a una hora no muy tarde ni cercana al momento de irse a la cama, ya que se transforman en grasas si no el cuerpo no tiene tiempo de quemarlas. Hay que evitar alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares como pueden ser la bollería industrial y los alimentos procesados.
Como dice el refrán, “desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo”.
Si seguimos estos pasos reduciremos nuestro índice de masa corporal (IMC) y disminuiremos los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares o la obesidad. Mejoraremos el tono muscular e incluso notaríamos un cambio muy positivo en nuestro estado de ánimo. n