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Martes 16/04/2024  

Lo que queda del día

Walking on the moon

Los reproches a Bezos también hay que tomarlos como un aviso de cara a la inminente entrada en funcionamiento de la planta de la multinacional en El Puerto

Publicado: 24/07/2021 ·
11:51
· Actualizado: 24/07/2021 · 16:23
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  • Jeff Bezos. -
Autor

Abraham Ceballos

Abraham Ceballos es director de Viva Jerez y coordinador de 7 Televisión Jerez. Periodista y crítico de cine

Lo que queda del día

Un repaso a 'los restos del día', todo aquello que nos pasa, nos seduce o nos afecta, de la política al fútbol, del cine a la música

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“Giant steps are what you take , walking on the moon.

Some may say, I'm wishing my days away. No way.

And if it's the price I pay”. The Police

 

Con el inicio de las Olimpiadas regresa nuestra afición por un gran número de apasionantes modalidades deportivas a las que apenas prestamos atención durante cuatro años, aunque lo que más me sigue fascinando de los Juegos es una de sus grandes enseñanzas: siempre puedes encontrar a alguien mejor que tú. Ya tengas un anillo de la NBA, una balón de oro, el número uno de la ATP, el último Tour de Francia o tortícolis por el peso de los metales acumulados durante toda la temporada, nada de eso te garantiza la gloria del podio. No es una cuestión de modestia, sino de sacrificio y también algo de suerte.

Hay quien, por otro lado, nos ha enseñado que la mejor forma de alcanzar la gloria es a través del dinero, aunque eso implique exprimir el sudor de los demás. Jeff Bezos, el fundador de Amazon, por ejemplo. Esta semana se ha convertido en el primer civil en viajar hasta una altura de 100 kilómetros en su propia cápsula espacial, la Blue Origin. De regreso a la tierra, apenas once minutos después -hay atracciones de Disney que duran más tiempo-, no sólo compartió su exultante euforia, sino que aprovechó para agradecer a los clientes de Amazon -por su dinero- y a sus empleados -por sus precarias condiciones laborales- que hayan hecho posible que pudiera cumplir su sueño de realizar un vuelo suborbital.

La congresista y gran esperanza latina, Alexandria Ocasio-Cortez, le reconoció el detalle: “Sí, los trabajadores de Amazon pagaron por esto, con salarios más bajos, ruptura de sindicatos, condiciones de trabajo escandalosas e inhumanas y la falta de seguros médicos para conductores de reparto durante la pandemia. Y los clientes de Amazon están pagando por ello puesto que Amazon se está aprovechando de su poder de mercado para dañar a las pequeñas empresas”; mientras que la senadora Elizabeth Warren le corrigió un olvido: el agradecimiento “a todos los trabajadores estadounidenses que realmente pagaron impuestos para mantener este país funcionando mientras él y Amazon no pagaron nada”. Tómenlo como un reproche, pero también como una advertencia de cara a la inminente entrada en funcionamiento de la planta de la multinacional en El Puerto, por si llega la ocasión -ojalá no- en que se desvanezca la cara de entusiasmo tipo Bienvenido Mr.Marshall  y emerja la deprimente de Nomadland, que arranca en un centro de trabajo similar al que nos han levantado, para nuestra suerte, aquí al lado. 

Lo reconoció el propio Bezos el pasado abril en su carta de despedida como CEO a los accionistas de la empresa. Es cierto, negó la mayor: “A veces se nos acusa de tratar a nuestros empleados como robots, y no es cierto”; pero les endosó su asignatura pendiente: “Debemos hacer un mejor trabajo para nuestros empleados”, a los que la eurodiputada conservadora Ezbieta Rafalska consideró víctimas de una “esclavitud moderna” en una reciente comisión parlamentaria.

No obstante, y para que no recayera todo el peso de la culpa sobre la conciencia del multimillonario, tras su osada y carísima mini odisea espacial, reveló varios detalles de interés filantrópico, como la invitación a la piloto octogenaria Wally Funk, privada en su día de viajar con la NASA -“dreams come true”-, la presencia del primer turista espacial, Oliver Daemen, a quien no seleccionó entre la población de su Albuquerque natal, sino a través de una subasta en la que el padre del joven abonó una cantidad no revelada, aunque próxima a los 25 millones de dólares, y la donación de 200 millones de dólares para causas benéficas -cien de ellos al cocinero español José Andrés-.

Bezos tardó menos de diez minutos en alcanzar los 100 kilómetros de altura. Éric Moussambani tardó casi dos en hacer los 100 metros de una piscina olímpica. A mí me sigue emocionando más el esfuerzo del segundo, por muy lejos que quedara del podio, y cualquier hazaña o gloria olímpica que ver a un multimillonario dar un paseo por la luna. Mucho menos para presumir.

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