El efímero y enigmático botón azul de las playas de Manilva responde al nombre científico de Jasione, el líder de los argonautas que, a la orden de Ulises, a buen seguro desembarcaron en estas playas hace más de cuatro mil años en busca del fin del mundo. La escabiosa de Cómpeta fue dedicada por el sabio Pío Font-Quer a su minucioso discípulo Enric Gross al que envió a prospectar nuestras sierras. La rondeña genista de Haenseler, que viste de amarillo mediterráneo el piedemonte serrano, fue dedicada al botánico alemán, que ejerció de boticario en Málaga, por su interesado amigo helvético Boissier. La pajarita de Mijas, más hermosa aun cuando sobresale entre sus níveas arenas dolomíticas, fue descrita por aquel alemán que se la dedicó a su admirado botánico valenciano Clemente, el mismo que describió por primera vez el pinsapo y que por estos lares era conocido como el ‘moro sabio’. Alí Bey lo había dejado compuesto y vestido de árabe en el dique del puerto cuando iban a vivir una de las epopeyas más atractiva de la reciente historia de España. Alí, originalmente Domigo Badía, era nuestro particular agente secreto al servicio de su majestad Godoy, que en sus aventuras dejaba a 007 como una fracción del número pi. La pajarita mijeña, como el pinsapo, se la apuntaría en su haber para mayor gloría el mitificado suizo, como para no dedicarle una Genista al boticario. Así de injusto es a veces el estudio de las plantas, y en general de la ciencia, porque la rapiña es la forma de saciar el hambre de honor, fama y gloria.
Todas estas plantas están consideradas como vulnerables, es decir amenazadas que rozan el límite del peligro de extinción. Hoy muchos de nosotros portamos como ellas el calificativo de vulnerables. La diferencia a priori es que ellas no lo saben y todos nosotros deberíamos saberlo, ser conscientes de ello y actuar en consecuencia. Pero algunos de nuestros congéneres se sienten capaces de retar a lo invisible, colocándonos a todos en un escalón más alto de la vulnerabilidad. Son la personificación de la insolidaridad.
Pero seamos positivos y aprendamos de esa lección que nos da la Naturaleza: Cuanto más aterradora y venenosa es una oruga más hermosa será la mariposa que de ella surja en el futuro.