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El lobo, un animal perseguido pero admirado en el imaginario ibérico

Más allá de su mala fama, virtudes como el valor y el arrojo situaron al lobo como el segundo animal más abundante en la heráldica española

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  • Lobo Ibérico. -

Más allá de su mala fama, virtudes como el valor y el arrojo situaron al lobo como el segundo animal más abundante en la heráldica española y constituyeron el origen etimológico del apellido López, ha explicado a EFE el vicepresidente de la Real Asociación de Hidalgos de España, Luis Valero de Bernabé.

Los antiguos habitantes de la Península, que identificaron algunos animales con las grandes virtudes, “relacionaron a los leones con la bravura y a las águilas con el prestigio”, escogieron al lobo para representar "el valor extremo” y distinguir así a los guerreros más valientes del clan.

Sin embargo, también era considerada “una bestia rapaz y sedienta de sangre cuya sola presencia enmudecía al hombre”, un desafío que “incitaba a los guerreros iberos a combatirle” para defender al pueblo de sus depredaciones y justificar su posición jerárquica.

De hecho, se han encontrado yacimientos iberos del siglo IV a.C en la provincia de Jaén en los que se halló “un conjunto escultórico que muestra a un guerrero íbero defendiendo a un niño del ataque de un lobo”.

Otra evidencia de la admiración ibérica por los lobos se encuentra en La Alcudia, Alicante, donde se halló “la figura de un guerrero que luce un pectoral de cabeza de lobo”, lo que refleja que “de alguna manera, el guerrero se ha impregnado del espíritu valeroso del animal”.

Este respeto por las virtudes que encarna el lobo siguió presente en el imaginario popular de la Península un milenio después, en el siglo V, en la época de los reyes visigodos, explica Valero de Bernabé.

“Los visigodos tenían una aristocracia rural de carácter militar, los gardingos, una casta de guerreros que prestaban un juramento de fidelidad al monarca y que se cubrían con pieles de lobo” a diferencia de sus subordinados, que empleaban pieles de oveja.

La sepultura de uno de estos nobles, llamado Opilano, gardingo del rey Wamba, fue localizada en Villafranca (Córdoba) con una inscripción que reza “defendió a su rey y su tierra luchando cual lobo depredador contra sus enemigos”.

Según Valero de Bernabé, “esto significa que, de alguna manera, los líderes adoptaron el papel de defensor del grupo como los lobos”, animales que "pasaron de ser seres maléficos a convertirse en la representación del arrojo del guerrero”, primero en el imaginario íbero, y después en el visigodo.

Estas son algunas de las razones que han situado a este carnívoro como “el segundo animal más presente en la heráldica española, solo por detrás del león”, aunque su presencia “no es la misma en todo el territorio”.

En concreto, “los lobos abundan en los blasones heráldicos de Vasconia”, ya que “de cada diez figuras animales, dos son lobos”, una presencia “mucho más alta” que en el resto de España y Europa, apunta Valero de Bernabé.

En cuanto a la forma de representarlos en España, “los lobos se dibujan acechantes sobre sus cuatro patas, muy similar a los perros de presa”.

Sin embargo, “fuera de España los lobos se suelen representar de pie, alzados, como se suele dibujar a los leones”, pero “en España no hay ninguno”, quizás por “ese temor que ha existido desde antiguo al lobizón”, una suerte de hombre lobo que por la noche atemorizaba a los lugareños.

Además, otra de las evidencias del profundo arraigo de este gran carnívoro en la cultura española es el hecho de que el apellido López guarda una relación poco conocida con el lobo (lupus en latín), ya que constituye su origen etimológico.

“Solo los guerreros que habían demostrado su valentía llevaban por nombre lobo”, algo que ha derivado en el nombre Lope y el apellido López, asegura el experto.

A pesar del “profundo rechazo” que despierta la figura del lobo entre pastores y ganaderos hoy en día, lo cierto es que sigue encarnando las mismas virtudes que encumbraron a este animal en el imaginario popular ibérico.

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