Alejandro nació con problemas y sus padres, Juan Martínez y María del Carmen Carmona, decidieron ahorrar el máximo dinero posible para que cuando ellos faltaran su hijo tuviera los recursos suficientes para ser atendido. Por desgracia, el niño murió cuando tenía 13 años.
Entonces, junio de 2005, sus padres, un matrimonio de la localidad onubense de San Juan del Puerto, decidieron invertir los 100.000 euros ahorrados en lo que creían que era un plazo fijo “de alta rentabilidad y cancelable en cualquier momento y sin penalización” con el fin de asegurar el desarrollo de su otra hija.
Lo hicieron a ofrecimiento de personas que creían que eran de su total confianza, empleados de una entidad del Banco Santander. Pero el ‘amigo’ banquero les acabó colando el dinero en las polémicas y perpetuas participaciones preferentes, en este caso un producto de Unión Fenosa Preferentes y Gas Natural Fenosa que comercializaba el banco de los Botín.
“Fue algo inhumano, se aprovecharon de que lo estábamos pasando muy mal, de mi aturdimiento, fue un abuso de confianza, porque los propios que nos vendieron este producto vinieron al entierro de mi hijo”. Son palabras a Viva Huelva de Mª Carmen Carmona, que asegura que en todo este proceso de secuestro de sus ahorros “lo hemos pasado muy mal porque me han hecho mucho daño no sólo por el dinero, sino porque no me dejaron pasar página”.
La jugada la descubrió este matrimonio cuando, tras lograr recuperar la mitad de lo invertido en marzo de 2008, se le negó el resto en marzo de 2012. Ahora, la Justicia onubense les ha dado la razón y podrán recuperar los 50.000 euros.
Sentencia
Tras la demanda interpuesta en enero de 2013 por ATO Abogados, los letrados Antonio Olaya y Sara Carrero han logrado que el Juzgado de 1ª Instancia 1 de Huelva haya dictado sentencia en contra del Banco Santander.
El fallo judicial, dictado el pasado 19 de septiembre y al que ha tenido acceso Viva Huelva, reitera en varias de sus 21 páginas la falta de información que recibieron los afectados sobre este producto complejo y de alto riesgo financiero, así como alude a la confianza que depositaron Juan y Mª Carmen al personal de su entidad bancaria: “Dada la confianza de los actores con el personal de la entidad bancaria y dadas las bondades y características del producto que le fueron expuestas, la parte actora accedió a la contratación de las participaciones preferentes”, se lee en la sentencia.
Entre los argumentos judiciales para condenar al Santander, se expone: “Nos encontramos ante pequeños ahorradores, clientes minoristas de una entidad bancaria que son llamados por la misma para ofrecerles un producto financiero sobre el que le ofrecen una información absolutamente insuficiente, no sólo incompleta, sino también errónea”.
Es un somero resumen de una sentencia que insiste, y mucho, en esa falta de información, y que concluye declarando la nulidad del contrato y condenando al Banco Santander a reintegrar los 50.000 euros a una familia a la que ahora, tras su larga lucha, “nos parece mentira” estar tan cerca de poner punto y final a esta injusta e inmoral historia financiera.
Condenada por hacer pintadas contra el Banco Santander
En medio de toda esta batalla para recuperar sus ahorros, María del Carmen Carmona decidió, ya que no podía tener su dinero, emprender una campaña de desprestigio contra el Banco Santander.
Así, colgó de la fachada de su casa en San Juan del Puerto, en el núcleo costero de El Portil y en carteles de anuncios, pancartas y pintadas denunciando lo vivido y advirtiendo del riesgo de las participaciones preferentes bancarias.
Por esta acción de protesta, la entidad financiera decidió denunciar a Carmona por lo penal y se le pedía arresto domiciliario y el pago de una indemnización.
Finalmente, esta madre sanjuanera fue condenada por una “falta leve” y tendrá que pagar una “pequeña multa” por su reivindicación.
“Reconozco lo que hice, no hay más que ver el balcón de mi casa, pero me sentía tan impotente que se me ocurrió que podía ser una buena forma de denunciar lo que estaba viviendo”, ha indicado a Viva Huelva.