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A(Em)prendiendo

Remuneración

La falta de mejores remuneraciones limita la capacidad de atracción de buenos profesionales

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La remuneración del personal es el precio de los servicios prestados. Henry Fayol ya proponía en 1916 que debía ser justa y, en la medida de lo posible, satisfacer tanto al empleado como a la empresa, aunque conseguir que ambas partes estén conformes parece misión imposible. Para cualquier trabajador conseguir una mayor remuneración siempre es una aspiración que puede contribuir a su motivación, y desde el punto de vista de quien tiene que pagarla representa mayores costes y una reducción del beneficio si no crea más valor.

La idea de que la remuneración debe ser justa tampoco ayuda a encontrar ese equilibrio, ya que cada parte entiende que lo justo es obtener más de lo que recibe por lo que aporta. Desde algunas posiciones se demoniza al empresario porque cobra por los servicios de sus empleados más de lo que les paga. Olvidan que el empresario debe hacer inversiones y gastos que también tiene que recuperar, y asumir un riesgo. Es cierto que hay empresarios que se aprovechan, pagan lo menos posible y sustituyen a quien no acepte sus condiciones por otras personas más necesitadas. No obstante, parece que todos los trabajadores son honrados, preparados, motivados y colaborativos, y la lucha por mayores sueldos es loable, mientras que todos los empresarios son desconsiderados, egoístas y avariciosos por querer obtener mayores beneficios. Cuando se pone el foco en la confrontación más que en la colaboración es porque beneficia a los que provocan el enfrentamiento, a costa de quienes acaban peleándose.

Un olivo no da más aceitunas que las que tiene por mucho que lo vareemos más. Es responsabilidad de trabajadores y empresarios generar mayor valor añadido y colaborar para tener empresas más competitivas. Henry Ford decía que no es el patrón el que paga los sueldos, es el producto el que los paga. En el ámbito privado, son los clientes los que pagan los sueldos comprando los productos y servicios que elabora la empresa, y para eso es necesaria una buena administración y gestión, innovación continua, un modelo de negocio que interprete adecuadamente y responda a las necesidades de sus clientes, con empleados y directivos preparados y motivados. La falta de mejores remuneraciones limita la capacidad de atracción de buenos profesionales, tanto en el ámbito privado como en el público, aunque en las empresas sí quedan ofertas sin cubrir, y sobran candidatos para cargos públicos. Ayudaría que ganaran lo que cobraban antes en el ámbito privado, y sus sueldos se vincularan a objetivos cumplidos. Algunos nos saldrían muy baratos.


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